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Mostrando entradas de septiembre, 2015

Nueva York: el bailadero de salsa en Popayán

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Un reportaje a Gerardo Ovidio Ordóñez, dueño de Nueva York, la discoteca de salsa situada en Pueblillo, Popayán que ha cumplido 60 años de existencia. Foto de Steven Navarrete en El Espectador " E l bailadero solo abría los domingos en las tardes para recibir a los clientes que llegaban al caserío en busca de fritanga y de sancocho de gallina. La mayor parte venía de los barrios populares de Popayán. En esa época, a mediados de 1955, el lugar era conocido simplemente como ‘La casa de doña Luz’. Allí se mezclaban los éxitos tropicales de Lucho Bermúdez y Guillermo Buitrago, con el son cubano y los boleros del Trío Matamoros, Benny Moré, Rolando Laserie y la Sonora Matancera, entre otros. " La decoración de Nueva York

La pasión por lo efímero

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E l teatrero Juan Carlos Moyano (Bogotá, 1959) ha sido entrevistado por Carlos Fajardo, el escritor que se inició en La Rueda. Carlos Fajardo ha hecho varias entrevistas a personajes nacionales del arte y la cultura  que hacen parte  de la serie titulada “Vida y obra de artistas”, y que lleva a cabo con el  Periódico le Monde diplomatique y Ediciones Desde  Abajo. Juan Carlos Moyano y su compañera Clara Inés Ariza, han construido una obra que une ensayo, dramaturgia y escena con un torrente poético donde rescatan sus pasiones con la literatura y el arte. Actor ambulante entre América y Europa, de las plazas y las calles desde sus tempranos años de la adolescencia, lo conocí en Pasto donde formó a una serie de trabajadores de la cultura en los 90. Montó la obra teatral Rumipamba, la historia de los habitantes del llamado Valle de Atriz. Narraba la historia rescatada y los sueños truncos de los habitantes de Pasto.  Juan Carlos Moyano También en Pasto, Juan Carlos Moya

La Plata, Argentina

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Mario Delgado L a Plata, en la provincia de Buenos Aires en Argentina, es una ciudad que fue planificada para ser capital provincial y está construida en un terreno plano y susceptible a inundaciones que en el pasado han sido graves. Dista solo 50 kilómetros de Buenos Aires y está bien comunicada con la capital por una autopista y por tren. En la cuadrícula precisa de sus barrios, múltiples diagonales confluyen en amplios parques y forman rombos que ayudan al tráfico automotor que en algún tiempo fue de tranvías, pues quedan sus huellas en las calles adoquinadas y nombradas por números. Las veredas de sus calles son anchas y permiten caminar con tranquilidad justo hasta los cruces donde hay pocas líneas cebra, de tal manera que el peatón que no es local y que no conoce, tiene sobresaltos en cada esquina. Alguien dijo que La Plata era una ciudad imaginada, una ciudad inventada como aquellas de Italo Calvino. Y así es, se camina por ella como en una ciudad de estralandia. Sus