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Mostrando entradas de agosto, 2022

La Página Literaria del diario El Liberal de Popayán, en los años ochenta

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  Mario Delgado Noguera E n los años 70 en Colombia, hubo un fuerte  movimiento estudiantil  en la mayoría de las universidades  que conmovía los gobiernos universitarios y cuestionaba el papel de la universidad en la sociedad. Ese fragor llegó a la adormilada ciudad andina de Popayán, en el suroccidente de Colombia, e influyó en los universitarios que llegaban de distintos rincones del país. Colombia, despertaba poco a poco después de esa alianza de los partidos Liberal y Conservador, un contubernio político excluyente llamado el   Frente Nacional  que tendría graves consecuencias a largo plazo en el violento conflicto interno y crónico que aun no termina. En Latinoamérica, estaban vívidos la experiencia de la   Revolución Cubana   y la injerencia y sabotaje de los Estados Unidos en el gobierno de la Alianza popular de Salvador Allende en   Chile   y en las dictaduras de Argentina, Brasil y Uruguay.   Los tiempos del grupo cultural La Rueda estuvieron situados en la época del gobierno

Dos poemas de Hilda Restrepo en La Rueda 3

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  Mario Delgado Noguera Ilustración de Augusto Rivera en La Rueda 3 H ilda Restrepo era en los tiempos de La Rueda una juiciosa estudiante de Derecho. Sin embargo tenía cercanía a las letras. Junto a esa facultad estaba la biblioteca central de la universidad donde éramos asiduos visitantes.  Hilda era amiga cercana de Óscar Sakanamboy; hablaban de arte, poesía, jazz y literatura en los parques de la ciudad universitaria.  Por supuesto, para encontrarse con ella y los demás, para un tinto o para mamar gallo, llegábamos al parque Caldas desde las facultades. No había celulares y los fijos eran un lujo. Empleábamos Telecom para llamar a las casas o para enviar telegramas.  En julio de 1980, apareció el tercer número de la revista de La Rueda. Allí se publicaron estos dos poemas: A mé de pronto  su piel morena y quise mezclarla  con el tinto tibio que tomaba. Lo bebí p a u s a d a m e n t e  sintiéndolo en cada sorbo y qué dulzura de miel se quedó en los labios. PALABRAS V enían a mí r