Días de tinta y protesta ¿Qué espero de un libro sobre La Rueda?

Días de tinta y protesta

Mario Delgado

Ilustración de Luis Carlos Palacio en la Rueda 2

L
o que espero es un libro sobre "el grupo" de La Rueda. 


El afán inicial de Gonzalo y mío eran que los textos que habíamos enviado a transcribir en word persistieran en un medio duradero pues las revistas en papel de treinta años se deteriorarían o se perderían. Incluso le planteé a Gonzalo que hiciéramos un blog con esos textos pero poco a poco maduró la idea de un libro y contactamos con Felipe García, poeta del sur del Cauca. Aún no tenemos claro lo que este haciendo Felipe pero la intención "era y es publicar los escritos de la Revista, más los materiales que salieron en El Liberal y otras publicaciones".  

Pero creo que debe quedar claro es que el Grupo de la Rueda no se redujo a los siete números de la revista ni sólo a las publicaciones poéticas en sus dos épocas. La revista, que además cultivaba intentos de ensayo y de cuento, era la cara más visible del grupo pero a su lado estaban la página dominical de El Liberal que dirigía Germán Mendoza, la radiorevista Bitácora que pasaba los sábados por la Voz de Belalcázar, comunicaciones, suplementos y panfletos entre los medios de difusión pero, además, se hicieron peñas, concursos, actividades de protesta estudiantil, jornadas y carteleras. Individualmente, como es el caso de Carlos Fajardo, Oscar Sakanamboy y Rubén Darío Guerrero, se publicaron libros de poesía a los que Carlos ha hecho una crítica de la cual quizá carecían. 


El movimiento del grupo era intenso y policromático. Los contactos y propuestas crecían cotidianamente en el centro histórico de Popayán y en las sedes universitarias no solo de las facultades de Humanidades, Artes y Derecho, situadas en el entonces bien cuidado centro histórico.

Fueron días de tinta y protesta. Días febriles. Dias de protesta, herencias de Mayo del 68 y de la protesta contra la guerra de Vietnam, donde los conceptos de propiedad privada, medios de producción, explotación, plusvalía, se combinaban y confundían con los paseos literarios a las veredas de Popayán, con las noches bohemias y los juegos de fútbol. La juventud no cabía en nuestros cuerpos de adolescentes tardíos y queríamos que las palabras re-fundaran la ciudad y su universidad, el ánimo aquietado, de permanente siesta, de los campus universitarios. 

Por eso el trabajo de Felipe dista de ser fácil pues debe indagar no solo las anécdotas y chismes patojos, a los cuales somos tan proclives con maledicencias y servilismos; debe indagar, como un buen reportero, y preguntar lo que no se debe, hablar con quien no se quiere y confirmar lo que se va conociendo. 


Supongo, por lo tanto, que es un libro sobre el grupo y su tiempo, y no una antología poética lo que se va a publicar. Es recobrar las vivencias y los escritos, la evidencia de ese lapso importante en nuestras vidas. Por el intercambio epistolar de los últimos días con Gonzalo, Tolo, Carlos Fajardo me doy cuenta que La Rueda aun despierta controversias y "escaramuzas poéticas como las del legendario parque Caldas" como dice Carlos, y eso es saludable pues de devela una época de tensiones que espero sea tratada con el rigor que pone Felipe a sus proyectos.

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