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Mostrando las entradas etiquetadas como Oscar Hernández

Un reencuentro luego de treinta años: Una carta de Óscar Sakanamboy

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M ario.  P or esas cosas de la vida me doy cuenta que ahora vives en Barcelona, bella y luminosa ciudad, con su monte de los judios, el puerto, la arquitectura modernista y la catedral inacabada de Gaudí, que conocí en un caluroso julio de 1998 cuando hacia un periplo por la España de Machado y de Picasso y por la vieja Europa. Te he visto en una foto con sombrero de expedicionario, barba entrecana, cámara fotográfica y paisaje difuminado. Pero tambien me emocioné sobremanera al darme cuenta que esos chicos alucinados, contestatarios y bohemios que conformamos La Rueda, todavía damos de qué hablar en el aquelarre cultural de Popayán. Hasta se habla de publicar un libro sobre nuestro grupo, loable labor. He dedicado todo un fin de semana para ponerme al dia y evocar viejas èpocas: el entorno socio-cultural-etilico de que habla Gonzalo Buenahora y la contenida respuesta de Carlos Fajardo desde Bogotá rescatando el aporte literario del grupo y haciendo la critica literaria a los t

La poesía en el grupo de La Rueda, ensayo de Carlos Fajardo

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CARLOS FAJARDO FAJARDO A migas y amigos, he leído con mucho interés las últimas crónicas sobre el ya legendario y recordado Grupo La Rueda , el cual creamos en los tiempos de rebeldía histórica, poética y metafísica en la ciudad blanca de Popayán. Aplaudo con alegría el entusiasmo de tal empresa. Sin embargo, veo con preocupación que en ninguna de las remembranzas escritas por Mario Delgado y Gonzalo Buenahora Durán se nombre a los principales artífices de la poesía que se escribía en el grupo, ni a los tres libros que ejemplifican algo así como la síntesis de las vivencias y exploraciones poéticas de nuestra generación en Popayán. Hablo aquí de los libros Asesinato y otros poemas (1982), de Rubén Darío Guerrero, Días Difíciles (1981) de Oscar Sacanamboy, y Origen de silencios (1981) de Carlos Fajardo Fajardo.   Carlos Fajardo Más allá de realizar un inventario de los contextos socio-culturales e históricos que envolvieron al grupo, lo cual en buena medida ha sido adel

La Revista La Rueda por Gonzalo Buenahora

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Gonzalo Buenahora Durán ¿ L a Rueda? ¿Me pregunta Ud. por ¿La Rueda? En primer término no sé por qué se llamó La Rueda. Imagino que porque todo se repite, o porque la figura sigue los trazos de la sutil y poderosa mente de Dios, pero no tengo ni idea de quién lo hizo ni qué razón tuvo. En segundo término, y es sabido de todos, la revista fue un sugestivo y encantador pretexto para haraganear. En tercero, dio rienda suelta a ciertos espíritus inquietos y reprimidos que ostentaban y ostentan aun hoy en día el dudoso honor de poseer el don de la lucidez. Porque como lo sabe cualquiera, más que todo Alvaro Mutis o Kafka, ser lúcido es una verdadera desgracia. Cristóbal Gnecco en un escrito cuenta todo lo que sucedió, pero yo quiero recalcar algunas vainas. Estaba yo por entonces casado con una mujer maravillosa, pero me aburría verla tejer (las mujere s a veces tejen) día a día una gruesa red. Necesitaba lo que se llama una “válvula de escape”. Un día cayó en mis manos un ej

El poeta Antonio Machado y La Rueda

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"Españolito que vienes/ al mundo, te guarde Dios. / Una de las dos Españas / ha de helarte el corazón" Antonio Machado C oillure, cerca de la frontera con Cataluña, es un pintoresco pueblo francés con un castillo frente al mar de la que fue la Cataluña grande antes del siglo XVII; esa región también es conocida como el Rosellón. Allí está la tumba de Antonio Machado , en un apacible y pequeño cementerio con rosales inmensos. Es una tumba sencilla con muchas flores junto a la de otros vecinos de Coillure . Machado no disfrutó mucho de ese pequeño pueblo francés con su imponente castillo y sus luminosas callejas, el mar azul y el aire transparente, y ahora que lo visito, tibio por la primavera. Venía herido de muerte por el exilio y la derrota republicana en la guerra civil española (1936-1939). Ahora que leo sobre esa guerra (lo que dicen viajeros como el holandés enamorado de España, Nooteboom , y en libros de historia), comprendo que la revolución de