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Mostrando las entradas etiquetadas como 80's

Los dioses han sido pródigos

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Jaime Cárdenas C omparto un texto de Jaime Cárdenas a raíz de la muerte de nuestro amigo Germán Mendoza, amigo de la época de La Rueda en los años 80 en Popayán, cuando estudiábamos en la Universidad del Cauca. Germán Mendoza ( 1959-2020) A fortunados habernos encontrado con el Mono . Tuvo suerte el Mono de habernos encontrado. Todos tuvimos la fortuna de coincidir y cruzarnos en ese tiempo breve tiempo del verano. No son vanaglorias. Es más simple. Tiene que ver con la felicidad, con el curso de la vía láctea. (En esos gloriosos días tampoco diste la espalda a la utopía). Y de trasfondo la ciudad de la fábula, la ciudad blanca del verano. ¡Qué amigos los de esos tiempos ¡Qué mujeres, y qué noches tan hermosas¡ Es cierto. Alguna vez lo escribí: no mirar atrás para no encontrarnos con el ilusorio espejo de la nostalgia. Pero ahora que el viento mueve las naves, es imposible negarse al sortilegio del ayer para pedir: Concédenos antes de partir, un día y una noche para

Video sobre la vida y la obra de Walter Tello

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W alter Tello fue uno de los ilustradores de la primera época del grupo  La Rueda  de Popayán. Ilustró con imágenes provocadoras el primer número de La Rueda, en 1979. Walter, un gran amigo de los tiempos de bohemia en los parques y en las tertulias a cielo y noche abiertas de Popayán. Eran los finales de los 70´s; a la ciudad universitaria llegaban tardíamente las influencias de la revolución en las artes y la creación de la anterior década, l os vitales 60´s y de la contracultura.  En esa época Walter empezaba su aventura con la pintura y era un profesor de Artes en la Universidad del Cauca pero al intolerante rector de entonces no le gustaba su excentricidad ni su pinta de hippie. 18 estudiantes de Humanidades fueron expulsados. El talante conservador del rector Bonilla Fernández evitó que Walter Tello continuara siendo profesor de la Universidad del Cauca, que se preciaba de ser liberal y librepensadora. Pueden ser solo palabras, que hacen crisis más agudas de cuando en vez,

Portada del libro sobre La Rueda

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Portada del libro de La Rueda , próximo a aparecer, por María Stella Perafán S in muchas vacilaciones he elegido esta portada para el libro que ya está en paciente diagramación por Jairo Troppa en Temuco, Chile. Podría haber sido alguna del maestro Augusto Rivera que ilustró La Rueda 3 o alguna de  Walter Tello,  Sin embargo, elegí, sin demerecer a los demás generosos ilustradores de los siete números de la revista, la ilustración de  María Stella Perafán que en esa época era una muchacha vital, estudiante de artes que acompañó al grupo  en sus aventuras y desventuras. La mujer de la imagen, intangible y dulce que se apoya en una vieja cama colonial y que mira soñadora al posible lector del libro de La Rueda,  da la sensación de invitación a pasar por las páginas rescatadas de los poemas y relatos que estarán en el libro .

Dos poemas de la década de los 80´s

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P ublicados en "El Caucano", diario de Santander de Quilichao, mayo 1990 Mario Delgado Embrujados vuelos Eran así las noches de los embrujados vuelos: desde el cuarto en penumbras nacía un poema levantado entre el vino y las estampas, y las palabras confundían los hábitos amaestrados por el tiempo, golpeaban a las cosas descubriendo en ellas los matices                                          ocultos de la sabiduría primigenia. Levantar el día Traté de levantar el día sumergirlo en un río hondo y claro y mojarme en su transcurso. Levantar el día y sostenerlo con los fulgores nocturnos de los alados sitios. He de cargar con ellos por las calles, sin una muesca en la faz corriente, ni un leve dejo entre las horas ni en los gestos.

Envío. Un poema de Rafael Albán publicado en La Rueda 7

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La Rueda 7, ilustrada por Rodrigo Valencia Quijano E NVÍO E nemigo de odas, elogios y epitafios, siempre entendí el poema como la encarnación del sufrimiento, la exaltación y el sueño; Mis primeros encuentros con el verso fueron como sucede de ordinario: mucha lánguida luna, mucho cándido amor, mucha clausura de colegio. La noche me enseñó a puñetazos que no se escribe el verso: se taladra Y es la vida la roca que se graba, y es la muerte la herida que se ensancha. Usted sabra excusar si lo importuno, si un viento de pesagio perturba su silencio. Mis pájaros oscuros se niegan a volar en cielo descubierto.  La Rueda 7, Febrero 1985

"Relatos en busca de un título", el nuevo libro de relatos de Felipe Solarte

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F elipe Solarte, periodista de Santander de Quilichao, rodó con La Rueda en los 70´s-80´s y en su libro de relatos que ha publicado en Popayán este año, con Ediciones Popayán-Positiva, recrea los hechos y la voz de los jóvenes de la época, agitada por el ambiente político nacional y las profundas transformaciones culturales de los cuales fueron herederos tardíos. Fueron escritos entre 1979 y 1983, luego de pasar brevemente por la facultad de Medicina de la Universidad del Cauca y de experimentar el quehacer atropellado con los grupos de la izquierda, con su dialética y su desencanto.   Felipe recorrió con La Rueda sus caminos etílico-literarios aunque, como él mismo lo señala en el prefacio del libro, no se atrevió en ese entonces a compartir lo que escribía. Sin embargo, ahora los publica después de treinta años, y los ha retocado pensando principalmente en su valor testimonial.  Es emocionante pensar cómo Felipe Solarte soltó las amarras del viejo maletín don

Un reencuentro luego de treinta años: Una carta de Óscar Sakanamboy

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M ario.  P or esas cosas de la vida me doy cuenta que ahora vives en Barcelona, bella y luminosa ciudad, con su monte de los judios, el puerto, la arquitectura modernista y la catedral inacabada de Gaudí, que conocí en un caluroso julio de 1998 cuando hacia un periplo por la España de Machado y de Picasso y por la vieja Europa. Te he visto en una foto con sombrero de expedicionario, barba entrecana, cámara fotográfica y paisaje difuminado. Pero tambien me emocioné sobremanera al darme cuenta que esos chicos alucinados, contestatarios y bohemios que conformamos La Rueda, todavía damos de qué hablar en el aquelarre cultural de Popayán. Hasta se habla de publicar un libro sobre nuestro grupo, loable labor. He dedicado todo un fin de semana para ponerme al dia y evocar viejas èpocas: el entorno socio-cultural-etilico de que habla Gonzalo Buenahora y la contenida respuesta de Carlos Fajardo desde Bogotá rescatando el aporte literario del grupo y haciendo la critica literaria a los t

Un poema de Orietta Lozano publicado en La Rueda 7, febrero 1985

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ORIETTA LOZANO   P ERDIDOS ROSTROS Cuando el transparente velo, era siria, cuando el tambor, africana perdida entre rituales y serpientes mágicas, cuando el opio, una muchacha de Tánger desfilando entre los laberintos de la noche, cuando el harem, era todas y el bebedizo exuberante, cuando Transilvania, vampiro danzando entre el aullido de la luna, cuando el caos, el imperceptible ojo, que buscaba ese otro ojo que nos dá la medida del cosmos. En Ulan Bator me senté en el lupanar más exquisito y bebí vino en el casco plateado del guerrero que dejo su sueño en un charco de estrellas. Fui la perdida voz clamando al mar ese viaje infinito donde se confunde mi garganta y mi fémur y mi espalda con sus insaciables venas de agua y mito. Me estacione en el Hades esperando el descanso de la música, Y en ese sueño estacioné mi silencio, mi perdida voz, mi quietud en movimiento.

Popayán, marzo 4 de 1985: Una carta de Germán Mendoza

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Una carta de Germán Mendoza A loha, Mario: Tal como lo prevees en la carta última a Martha Sofía, todos nos quedamos boquiabiertos con tu matrimonio, al igual que semanas más tarde nos quedamos con el de Tololón y la Vallejo. Ojalá pudieras pegarte una rodadita por esta ciudad sin tiempo donde aún quedamos sobreviviendo unos pocos atareados con noches interminables de aguardiente. Aunque todo parezca muerto, polvoriento,o lleno de barro, lo cierto es que todavía sobrevive ese espíritu de empezar de nuevo, esperanzados en quién sabe qué. Sacamos de nuevo La Rueda (te mando un ejemplar), continuamos escribiendo algunos amparados por la nostalgia de querer empezar a mover los hilos de una nueva tragedia imaginaria, y de sentirnos como dioses, manejando destinos inexistentes, ya que los reales no podemos manejarlos a nuestro antojo. Ultimamente me he estado viendo de nuevo con Cristina, recordando antiguas primaveras; pienso en otra trampa del destino. Ahora e

La ilusión que se va

E n un correo le comentaba a Gonzalo Buenahora que la mala noticia de principios de diciembre del editor principal y el hecho de no conocer lo que estaba pasando con el libro destruyeron nuestra ilusión de publicar este libro. Era una ilusión construida desde hace tiempo pero que había crecido a lo largo del 2009. Incluso la pequeña polémica que se generó con Carlos Fajardo respecto a la poética de La Rueda le daba un buen ambiente a la publicación del libro. Queda por delante retomar entre Gonzalo y yo este proyecto. Gonzalo tiene más tiempo para elegir los materiales y lograr reflejar el ambiente cultural y universitario de Popayán y de la Universidad del Cauca de los finales de los 70's y los principios de los 80's. También tendremos que elegir a alguien que haga un prólogo...

La Revista La Rueda por Gonzalo Buenahora

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Gonzalo Buenahora Durán ¿ L a Rueda? ¿Me pregunta Ud. por ¿La Rueda? En primer término no sé por qué se llamó La Rueda. Imagino que porque todo se repite, o porque la figura sigue los trazos de la sutil y poderosa mente de Dios, pero no tengo ni idea de quién lo hizo ni qué razón tuvo. En segundo término, y es sabido de todos, la revista fue un sugestivo y encantador pretexto para haraganear. En tercero, dio rienda suelta a ciertos espíritus inquietos y reprimidos que ostentaban y ostentan aun hoy en día el dudoso honor de poseer el don de la lucidez. Porque como lo sabe cualquiera, más que todo Alvaro Mutis o Kafka, ser lúcido es una verdadera desgracia. Cristóbal Gnecco en un escrito cuenta todo lo que sucedió, pero yo quiero recalcar algunas vainas. Estaba yo por entonces casado con una mujer maravillosa, pero me aburría verla tejer (las mujere s a veces tejen) día a día una gruesa red. Necesitaba lo que se llama una “válvula de escape”. Un día cayó en mis manos un ej

De los 80´s

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Tomado de "Los ochenta, la década del miedo" de Carlos Fajardo . “Todos matamos y nos pasábamos el cuchillo, porque matar cansa” (Asesino, en el Edificio Diners de Cali, 1984)  E n 1980 los cables de prensa informan que el poeta e inspirador de nuestros primeros amores, John Lennon, fue asesinado por Mark Chapman de veinticinco años, Reagan tomaba las riendas del país del norte haciéndonos pensar en malos augurios -que se cumplieron-; Somoza era ajusticiado en Asunción; Monseñor Romero asesinado en el Salvador; Jean Paul Sartre moría como los mayores, en su París, un día 15 de abril a los 75 años, y Pambelé, el gran “Kid”, caía a la lona derrotado en su primer asalto, y aún más, Mohammad Alí, nuestro ídolo, daba su corona a Larry Holmes para jamás volver a conquistarla. Tal vez nosotros también caímos aquel año ante tanta derrota y sentimos que la década no iba acorde a nuestras dichas.  Lennon en una portada de Rolling Stone  Muchos escribíamos ya por

De pies y manos

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Un poema de Óscar que me gusta pues escribe sobre aquella ambivalente atadura a Popayán que muchos sentimos... Portada de María Stella Perafán, 1980 De pies y manos Por Óscar Sakanamboy N o sé qué arcano escondes bajo la tibia humedad de tu silueta, no sé qué embrujo seductor posee el silencio blanco de tus muros,  entre esas callejas de olor vegetal donde un fresco excremento equino se entremezcla en un crisol de humores con el sudor del páez y el mestizo; allí donde la patria guarda el archivo de pasadas epopeyas perdidas,  donde duermen apacibles su sueño de gloria los catorce o más patriarcas que engalanaron tu historia. Por esas ventanas de madera vieja, digo..., algo de mí queda amarrado en los arreboles infinitos de la tarde, a esos seres oscuros que deambulan sin prisa rumiando su miseria de aldeanos; raza maltrecha por su eterna monomanía. ¿Qué he de amar de ti si sólo el vicio te gobierna? ¿Cómo? Si c