Popayán, marzo 4 de 1985: Una carta de Germán Mendoza


Una carta de Germán Mendoza


Aloha, Mario:

Tal como lo prevees en la carta última a Martha Sofía, todos nos quedamos boquiabiertos con tu matrimonio, al igual que semanas más tarde nos quedamos con el de Tololón y la Vallejo.

Ojalá pudieras pegarte una rodadita por esta ciudad sin tiempo donde aún quedamos sobreviviendo unos pocos atareados con noches interminables de aguardiente. Aunque todo parezca muerto, polvoriento, o lleno de barro, lo cierto es que todavía sobrevive ese espíritu de empezar de nuevo, esperanzados en quién sabe qué.


Sacamos de nuevo La Rueda (te mando un ejemplar), continuamos escribiendo algunos amparados por la nostalgia de querer empezar a mover los hilos de una nueva tragedia imaginaria, y de sentirnos como dioses, manejando destinos inexistentes, ya que los reales no podemos manejarlos a nuestro antojo.

Últimamente me he estado viendo de nuevo con Cristina, recordando antiguas primaveras; pienso en otra trampa del destino. Ahora es distinto, hay otras connotaciones, el mundo varió y nosotros también, pero puede regodearse uno con la luz brillante cuando no llueve o con un vino blanco a la luz de las velas, esperando que hiervan los camarones para un cóctel, como si estuviéramos en el mar.

Sigo en "EL LIBERAL". Ahora soy editor. Ascenso memorable si se tiene en cuenta que vino acompañado de un aumento proporcional en dinero. He tenido aventurillas, pero ninguna a tal punto de igualarte en materia de estabilidad matrimonial. !Te felicito!

Espero una carta tuya opinando sobre mi cuento, sobre todo el material de la revista y la posibilidad de que nos envíes algo que alguien esté haciendo por allá, escondido detrás de las araucarias, metido en el agua tibia del verano, o en la polvorienta estación en la que Neruda escribió "Las furias y las penas", el mejor poema de habla hispana de todos los tiempos...

Gonzalo Buenahora, Laura Simmonds y Rafael Albán


Cristóbal sigue con las angustias del amor desairado, Buenahora, al arribo de los 35 años, ha seguido el ejemplo de Tío Alberto, el de Serrat y se consiguió una sombra fresca de 18 años que lo obliga a comportarse como un enamorado febril de 15. Luisa está que se casa, con responsabilidades contractuales y con carro. Fajardo ya no pasa hambre y Bonilla, Hernán del Campo, estuvo un tiempo en el Guainía, como antropólogo adscrito al Servicio de Salud pero le pidieron amablemente que abandonara el puesto. Ahora está aquí buscando trabajo y mamando gallo. Rafael Albán perdió un diente delantero en una refriega nocturna y Oscar Hernández consiguió trabajo y hace parte del staff del Nuevo Liberalismo. Juan Carlos como siempre ascendiendo en la política. Saludos de Laura junto con unos signos de admiración por el matrimonio. Ahí van: !!!!!!!!!

Saludos también de María Alejandra. No se si te acuerdas, la esposa de Carlos César Perafán y de toda la "trouppe" que ahora se reúne casi todos los días a compartir la soledad.

Lola también se enteró de lo el matrimonio (quién no?) y desde su gordura en aumento, ta manda un beso. A la negra Rosmira parece que le dio un infarto cuando supo.

Bueno, viejo, espero tu carta y que nos sigamos comunicando con cierta frecuencia. te escribo a máquina porque todos los días lo hago y se me olvidó hacerlo a mano. para mí es más personal de esta forma.

Un abrazo al igual que para.......( aquí el nombre de tu esposa)


Germán Mendoza

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