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Mostrando las entradas etiquetadas como Germán Mendoza

La Página Literaria del diario El Liberal de Popayán, en los años ochenta

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  Mario Delgado Noguera E n los años 70 en Colombia, hubo un fuerte  movimiento estudiantil  en la mayoría de las universidades  que conmovía los gobiernos universitarios y cuestionaba el papel de la universidad en la sociedad. Ese fragor llegó a la adormilada ciudad andina de Popayán, en el suroccidente de Colombia, e influyó en los universitarios que llegaban de distintos rincones del país. Colombia, despertaba poco a poco después de esa alianza de los partidos Liberal y Conservador, un contubernio político excluyente llamado el   Frente Nacional  que tendría graves consecuencias a largo plazo en el violento conflicto interno y crónico que aun no termina. En Latinoamérica, estaban vívidos la experiencia de la   Revolución Cubana   y la injerencia y sabotaje de los Estados Unidos en el gobierno de la Alianza popular de Salvador Allende en   Chile   y en las dictaduras de Argentina, Brasil y Uruguay.   Los tiempos del grupo cultural La Rueda estuvieron situados en la época del gobierno

Un artículo rescatado de Germán Mendoza

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En el inolvidable verano de Popayán, cuando era feliz e indocumentado, – en los tiempos del grupo cultural La Rueda, de la jirafa Hoyos, de la chuleta de Tololón-, de las noches en el Playboy y del Renault 4 de Buenahora, Germán Mendoza  escribió en la revista Bitácora (preludio de la revista de La Rueda), sobre el cine , escrito  que por su valor y  vigencia  presentamos a nuestros lectores. ELEMENTOS PARA APRECIAR EL CINE Por Germán Mendoza E rróneamente, la mayoría del público a quien le gusta disfrutar de unas horas,  en la complicidad  de lo oscuro en una sala de cine piensa que cuanto están observando no es más que un alto entre sus innumerables problemas; una especie de droga que en forma por demás fantástica, los hará olvidar de sus tribulaciones. Aunque en diferentes partes del mundo, cientos de estudiosos del cine intentan buscar un lenguaje que determine los elementos entre los que fluctúa el séptimo arte, muchas personas no ven el cine más que como

De Germán Mendoza: El cuento perdido de Tomás Eloy Martínez

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 Germán Mendoza Diago L o que más me dolió de la muerte de Tomás Eloy Martínez el pasado domingo, fue que no pude averiguar en qué cuento hay un personaje que, a punto de morirse, decide pasarse al cuerpo de otra persona y desplazarla para continuar viviendo. Tomás Eloy Martínez , escritor argentino, 1934-2010 Me hizo la pregunta hace más de 15 años, cuando salimos de la última sesión de trabajo en la Casa de España, donde nos habíamos reunido nueve periodistas para materializar el viejo sueño de Gabriel García Márquez de fundar una escuela de periodismo en Cartagena. Durante tres días, de 9 a 12 del día y de 2 a 5 de la tarde, hablamos sobre lo que les faltaba a los periodistas jóvenes, lo que no enseñaban en las facultades de comunicación, lo que necesitaban los reporteros para que el oficio recuperara su aliento creativo. El viernes, último día de trabajo, salimos a las cuatro de la tarde, y Tomás Eloy me pidió que lo llevara a las librerías que estuvieran

El cine que veían los de La Rueda

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E l cine de los sábados en el cineclub de los Buhos de Popayán fué el lugar de encuentro de los amantes del cine de La Rueda. El cineclub funcionaba en el teatro Anarkos del centro comercial, el único en ese entonces. El Mono Mendoza se preciaba de ser un entendido y regularmente escribía una crítica, a veces ácida, en la Página Literaria de El Liberal que él dirigía. No le importaba ir sólo a las salas de Popayán como un verdadero cinéfilo. Varios repetíamos una y otra vez la película que nos había gustado. El problema era la plata para la boleta pues los bolsillos se vaciaban con prontitud el viernes en la noche. Esto producía cierta búsqueda insaciable en los ahorros de los más inesperados amigos. Charlotte Rampling, fotografía de Helmut Newton En la columna Marcha de la Cultura de la Página Literaria del periódico El Liberal de Popayán, se puede recrear los ambientes alrededor de las entradas de los desaparecidos Teatro Anarkos y Teatro Popayán. 

Un reencuentro luego de treinta años: Una carta de Óscar Sakanamboy

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M ario.  P or esas cosas de la vida me doy cuenta que ahora vives en Barcelona, bella y luminosa ciudad, con su monte de los judios, el puerto, la arquitectura modernista y la catedral inacabada de Gaudí, que conocí en un caluroso julio de 1998 cuando hacia un periplo por la España de Machado y de Picasso y por la vieja Europa. Te he visto en una foto con sombrero de expedicionario, barba entrecana, cámara fotográfica y paisaje difuminado. Pero tambien me emocioné sobremanera al darme cuenta que esos chicos alucinados, contestatarios y bohemios que conformamos La Rueda, todavía damos de qué hablar en el aquelarre cultural de Popayán. Hasta se habla de publicar un libro sobre nuestro grupo, loable labor. He dedicado todo un fin de semana para ponerme al dia y evocar viejas èpocas: el entorno socio-cultural-etilico de que habla Gonzalo Buenahora y la contenida respuesta de Carlos Fajardo desde Bogotá rescatando el aporte literario del grupo y haciendo la critica literaria a los t

Las mujeres y La Rueda, furtivas miradas

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Las mujeres y La Rueda, furtivas miradas Mario Delgado   Fotografía de Sofia Basto-Dehlinger, desde CasaLoma U na estudiante de Historia de la universidad del Cauca ha leído este blog. Lo ha utilizado como una ayuda para la memoria de su tesis que trata sobre tiempos pasados y movimientos culturales de la ciudad universitaria de Popayán. Quería saber sobre la gente de La Rueda. Me ha preguntado en torno a unos vinos si en La Rueda hubo mujeres escritoras . Y sí que las hubo: Lola Hurtado , Luisa Fernanda Vallejo,  Hilda Restrepo , Luz Marina Cuesta, Rosmira Mosquera, Vicky Ospina... Nos gustaba leer los cuentos de Clarice Lispector , los poemas de Alexandra Pizarnik ... Algunas de ellas, sino todas, quebraron corazones , inspiraron los poemas,  escribieron, rodaron y elevaron la noche... María Stella Perafán y María Victoria Uribe tuvieron a su cargo las ilustraciones de la cuarta y de la sexta entrega de la revista del grupo. Cristina Simmonds, Mariu Mosquera y Liliana Grija

La poesía en el grupo de La Rueda, ensayo de Carlos Fajardo

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CARLOS FAJARDO FAJARDO A migas y amigos, he leído con mucho interés las últimas crónicas sobre el ya legendario y recordado Grupo La Rueda , el cual creamos en los tiempos de rebeldía histórica, poética y metafísica en la ciudad blanca de Popayán. Aplaudo con alegría el entusiasmo de tal empresa. Sin embargo, veo con preocupación que en ninguna de las remembranzas escritas por Mario Delgado y Gonzalo Buenahora Durán se nombre a los principales artífices de la poesía que se escribía en el grupo, ni a los tres libros que ejemplifican algo así como la síntesis de las vivencias y exploraciones poéticas de nuestra generación en Popayán. Hablo aquí de los libros Asesinato y otros poemas (1982), de Rubén Darío Guerrero, Días Difíciles (1981) de Oscar Sacanamboy, y Origen de silencios (1981) de Carlos Fajardo Fajardo.   Carlos Fajardo Más allá de realizar un inventario de los contextos socio-culturales e históricos que envolvieron al grupo, lo cual en buena medida ha sido adel

Voces Intermitentes, un pequeño libro de poesía joven, preámbulo de La Rueda

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FELIPE GARCIA P or el título dado a este breve volumen de versos —34 páginas en total—, podemos comprender el gesto inicial que caracteriza a un escritor en formación: de la mano y la voz de sus amigos, abrirse paso juntos en un camino poblado de desconocidos, para así ser tenido en cuenta sin correr los riesgos de pasar solos al frente y, ante la mirada de no se sabe quién, dar la primera lección de aquello apenas aprendido. Hacer minga en poesía; es decir, publicar un primer libro de manera colectiva, es usual y hace honor, repetimos, a la amistad como también aminora en algo el temor de salir del anonimato y caer directamente en el desprestigio o el descrédito, al sabio decir de José María Serrano. Sin embargo, la responsabilidad personal no es posible de omitir y lo poco dicho hoy da mucho por decir. Y todo esto sucede cuando se trata de un género como la poesía, donde tantos incurren con brío, fascinados por la libertad del canto, y son pocos quienes continúan ese cami