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Mostrando las entradas etiquetadas como salsa

El Ubuntu de Francia Márquez

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En Colombia, para las consultas para la presidencia, Francia Márquez en la consulta del Pacto Histórico, sacó más de 700.000 votos. Su filosofía se basa en el Ubuntu (Soy porque somos), la conciencia de que somos una gran familia y pensemos en colectivo, una necesidad para la Colombia que desee cambiar en la elecciones que se aproximan. Jaime Cárdenas L a de Helena, la de Francia Helena. Como cuando salía a la pista seducida por el son, por el guaguancó, por la Fania, en la Séptimo Cielo, allá en Suarez, donde la vimos tirando paso, un paso adelante, una vuelta y vea usted qué ritmo tiene la negra, vea cómo la salsa se impone y vea a Francia Helena cómo la admiran cuando mueve la cintura, monte adentro, porque de verdad tiene candela, prendió fuego en el cementerio, en el país de los muertos. Francia Márquez y Gustavo Petro No la invitaron. Entró sin pedir permiso, y armó tremenda rumba, tremendo son. Ya era tiempo, justo ahora que recordamos a Andrés Caicedo que sigue vivo, aunque

Nueva York: el bailadero de salsa en Popayán

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Un reportaje a Gerardo Ovidio Ordóñez, dueño de Nueva York, la discoteca de salsa situada en Pueblillo, Popayán que ha cumplido 60 años de existencia. Foto de Steven Navarrete en El Espectador " E l bailadero solo abría los domingos en las tardes para recibir a los clientes que llegaban al caserío en busca de fritanga y de sancocho de gallina. La mayor parte venía de los barrios populares de Popayán. En esa época, a mediados de 1955, el lugar era conocido simplemente como ‘La casa de doña Luz’. Allí se mezclaban los éxitos tropicales de Lucho Bermúdez y Guillermo Buitrago, con el son cubano y los boleros del Trío Matamoros, Benny Moré, Rolando Laserie y la Sonora Matancera, entre otros. " La decoración de Nueva York

Días Difíciles, un relato sobre los tiempos de La Rueda

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DIAS DIFICILES  Un relato sobre los tiempos de La Rueda, Popayán Días Difíciles es el título de un poema de Oscar Sakanamboy Mario Delgado-Noguera E l secretario del consejo estudiantil llegó esa tarde lluviosa con aire grave y deprimido. Su pequeña barriga que no trataba de disimular se contoneaba a cada paso. El paraguas largo y negro, su nariz aquilina y el pelo peinado al estilo de los senadores del imperio romano, completaban la idea de un hombrecillo serio y cumplidor de los deberes impuestos por la importante base estudiantil que representaba. Sentía un secreto placer por figurar en todos los actos y actividades que se promovían entre un estudiantado movido por vacuos ideales de arribismo impuestos por la mediocre educación de esa facultad de provincia. Al entrar saludó cortésmente a un profesor de ciencias básicas que se había distinguido por ignorante. En la cafetería de Doña Luz, una negraza cuya vocación era gritar, estaban en resto de los miembros del conse