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Las memorias de Umberto Eco

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  Entrevista en La Jornada por Hans-Ulrich Obrist E l filósofo, ensayista, narrador y semiólogo Umberto Eco (Alessandria, 1932-2016) es uno de los escritores italianos más destacados después de la mitad del siglo XX, autor, entre otros títulos, de las novelas ‘ El nombre de la rosa ’ y ‘ El péndulo de Foucault ’, así como de los ensayos ‘ Obra abierta ’ y ‘ Apocalípticos e integrados ’.  La presente entrevista, hasta ahora inédita en español, ocurrió en 2015, dentro del marco de la Bienal de Arte de Venecia. En ella, el célebre narrador aborda, desde diferentes ángulos y temas, la grave crisis de la memoria –tanto pública como privada– que afronta la sociedad actual. Umberto Eco. Juan M Espinosa/EPA – Me gustaría iniciar con una pregunta sobre la memoria. Unos meses antes de publicar su último ensayo, “El fin de la cultura”, Eric Hobsbawm me insistió que “protestara contra el olvido”. Añadió que en la era digital –en la que cada vez hay más información– la memoria es necesaria, porque

Fray Agustín de la Coruña

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Fray Agustín de la Coruña Gonzalo Buenahora Agencia de noticias Vieja Clío . Popayán, 1583    “ A cogerse a sagrado” era un recurso que en el pasado tenían los perseguidos y maleantes que se introducían en lugares sacros para evitar ser detenidos por la justicia. El fuero eclesiástico prohíbe a las milicias y a las santas hermandades penetrar por la fuerza en templos e iglesias, que constituyen refugio de personajes de pelaje y comportamiento irregulares. Hay tres motivos que justifican el asilo en las iglesias: la clemencia para con quien requiere protección, la enmienda de los delincuentes por medio de penitencias públicas y la reverencia debida a los templos.  Agustín de Hipona los expuso, así como San Isidoro de Sevilla. En el año 397 A.D. el emperador Arcadio reconoció su existencia. Por su parte Justiniano dictaminó en su  Código que el asilo debía proteger a los oprimidos, mas no a los delincuentes. Así, no siempre se respeta el retraimien