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Convivir con el volcán Puracé

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Convivir con los volcanes Felipe Solarte Nates T antos años viviendo en Popayán y me vengo a enterar, que, en sus alrededores, fuera del Puracé y Sotará, hay otros volcanes a los que debemos conocer para aprender a convivir con sus despertares. El pasado 19 de enero, a partir de las 11 de la noche, una emisión de cenizas cubrió tierras y techos de viviendas cercanas al cráter. Los vientos, caprichosos, llevaron ese fino polvillo blanco y de olor azufrado hasta el parque Caldas y otros sectores de Popayán. Las calles y los vehículos amanecieron pintados de blanco, como si el famoso “día de los Blancos” hubiera regresado dos semanas después de la Fiesta de Reyes. Inicialmente, se pensó que la ceniza provenía del volcán Puracé. Sin embargo, técnicos del Servicio Geológico Colombiano confirmaron que su origen fue el Curiquinga, uno de los 14 volcanes que forman el “Sistema Volcánico de los Coconucos”. Este sistema, ubicado en un tramo de 7 kilómetros al sur del Puracé, incluye nombres ind...

La casita del Colibrí

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Mario Delgado Como lo había dicho sabiamente el botánico Richard Evans Schultes en 1937, al igual que los cristianos  que absorben el espíritu de Dios por medio del pan y el vino sacramentales, los indígenas en América hacen lo mismo con sus plantas sagradas desde hace mucho tiempo. En 1990 asistí a un ritual con el San Pedro ( Trichocereus pachanoi ), una de las plantas sagradas del norte de los Andes. Lo hice en compañía de amigos en tiempo de verano en una casa donde el valle de Atriz termina y empieza a encañonarse el río Pasto en su destino hacia el Patía. Una casa pequeña con historias maravillosas de despertares. La llamábamos La casita del colibrí. Ésta fue mi experiencia, mi memoria y espejo. T odo estaba listo. La mesa en la esquina con la copa ritual y una serie de amuletos y cuarzos. La penumbra de las velas dominaba la habitación y un olor a eucalipto y al agua de varias hierbas se esparcía por los rincones. Las figuras abrigadas estab...

Una travesía por Urcunina, la montaña de fuego

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Mario Delgado-Noguera   Una crónica de viaje por el Volcán Galeras, en Nariño, Colombia, publicada en el Diario del Sur de Pasto, hace varios años U n viaje borroso en la memoria. Se diluye como la niebla espesa y rápida que alcanza las faldas del volcán Galeras desde el cañón del río Pasto. Cuatro de nosotros habíamos sido los iniciados en ese viaje: el Bolas, el Javier, y yo bajo la idea original del Mote Gutiérrez. Nos reunimos en su casa una de tantas noches en las que se juntaban los imposibles y los proyectos. La casa tenía muchos estantes llenos de libros y las habitaciones -en construcción- era tan anómalas como uno de esos espacios perversos de Lovecraft. Nos mostró un mapa roñoso y una vieja fotografía aérea. El viaje duraría dos días y seguiría la vieja ruta de los guaicosos de Sandoná y Consacá hacia la ciudad de Pasto . Era -nos decía el Mote- un camino de herradura utilizado desde la Colonia para trasportar panela y otros productos de la t...