Popayán, marzo 4 de 1985: Una carta de Germán Mendoza
Una carta de Germán Mendoza A loha, Mario: Tal como lo prevees en la carta última a Martha Sofía, todos nos quedamos boquiabiertos con tu matrimonio, al igual que semanas más tarde nos quedamos con el de Tololón y la Vallejo. Ojalá pudieras pegarte una rodadita por esta ciudad sin tiempo donde aún quedamos sobreviviendo unos pocos atareados con noches interminables de aguardiente. Aunque todo parezca muerto, polvoriento, o lleno de barro, lo cierto es que todavía sobrevive ese espíritu de empezar de nuevo, esperanzados en quién sabe qué. Sacamos de nuevo La Rueda (te mando un ejemplar), continuamos escribiendo algunos amparados por la nostalgia de querer empezar a mover los hilos de una nueva tragedia imaginaria, y de sentirnos como dioses, manejando destinos inexistentes, ya que los reales no podemos manejarlos a nuestro antojo. Últimamente me he estado viendo de nuevo con Cristina, recordando antiguas primaveras; pienso en otra trampa del destino. Ahora es