Entradas

Mostrando las entradas etiquetadas como Poesía

Emma&Emily

Imagen
Mario Delgado Noguera "Es el silencio lo que nos da miedo. En una voz hay rescate. El silencio es lo infinito sin cara." ED D e la obra de Emily Dickinson (1830-1886) varios de mi generación fuimos admiradores y parece que esa admiración por su obra misteriosa, lírica e íntima, se había extendido pues Editorial Norma en su colección Cara y Cruz, publicó un libro en 1991 donde sus poemas estaban acompañados de los de Walt Whitman y William Carlos Williams, traducidos por el antioqueño José Manuel Arango. En 1994, la Editorial Universidad de Antioquia, publicó "En mi flor me he escondido" del mismo traductor, en una edición cuidada, bilingüe, en un formato pequeño. De nuestra generación cercana, sabía que Orietta Lozano y quizás Hilda Restrepo, cultivaban su lectura. El escritor Álvaro Rodríguez, escribe algo sobre ella en los Cuadernos de Poesía de Colcultura en 1981. Santiago Mutis escribe la introducción al libro de editorial Norma. Según el prologuista del libro

Un poema de Javiera Pinto Vela. El agua que todo lo hace.

Imagen
E l agua que todo lo hace Que todo lo transforma Que todo lo alberga Que todo lo destruye El agua que tiene memoria Que no olvida Que trae los muertos a la superficie El agua profunda de lagos sin fondo Donde yacen los restos de pájaros El agua Que fluye El agua donde todo vive donde todo acaba El agua escondida bajo tierra en el desierto El agua dibujada en signos incomprensibles para nosotros humanos contemporáneos en los cerros El agua bordada como lluvia El agua que se desborda Las aguas

Un poema de Ada Limón. Estrellas muertas.

Imagen
  La poeta laureada estadounidense Ada Limón canaliza la mirada cósmica en su poema "Estrellas muertas", que se encuentra en su colección The Carrying. Ada Limón Ada Limón Estrellas muertas A quí afuera, incluso los árboles se inclinan. La helada invernal nos acaricia a todos. Corteza negra, hojas amarillas brillantes, una quietud tan silente que parece estar en otro año. Dicen, soy un hogar de arañas en estos días: un nido de intentos. Señalamos las estrellas que forman a Orión mientras sacamos la basura, los contenedores rodantes resuenan como un trueno suburbano. Es casi romántico mientras ajustamos el contenedor azul de reciclaje, hasta que dices: "Hombre, deberíamos aprender nuevas constelaciones". Y es cierto. Olvidamos a menudo a Antlia, Centaurus, Draco, Lacerta, Hidra, Lyra, Lynx. Pero olvidamos que también somos estrellas muertas, mi boca está llena de polvo y deseo reclamar ascender, inclinarme en el círculo de luz de la farola contigo, hacia lo que es má

Dos poemas de Hilda Restrepo en La Rueda 3

Imagen
  Mario Delgado Noguera Ilustración de Augusto Rivera en La Rueda 3 H ilda Restrepo era en los tiempos de La Rueda una juiciosa estudiante de Derecho. Sin embargo tenía cercanía a las letras. Junto a esa facultad estaba la biblioteca central de la universidad donde éramos asiduos visitantes.  Hilda era amiga cercana de Óscar Sakanamboy; hablaban de arte, poesía, jazz y literatura en los parques de la ciudad universitaria.  Por supuesto, para encontrarse con ella y los demás, para un tinto o para mamar gallo, llegábamos al parque Caldas desde las facultades. No había celulares y los fijos eran un lujo. Empleábamos Telecom para llamar a las casas o para enviar telegramas.  En julio de 1980, apareció el tercer número de la revista de La Rueda. Allí se publicaron estos dos poemas: A mé de pronto  su piel morena y quise mezclarla  con el tinto tibio que tomaba. Lo bebí p a u s a d a m e n t e  sintiéndolo en cada sorbo y qué dulzura de miel se quedó en los labios. PALABRAS V enían a mí r

Un recuerdo con Paco Ibáñez

Imagen
 Mario Delgado E n tiempos de La Rueda, finales de los 70s e inicio de los 80s, tiempos iniciáticos para sus integrantes por el descubrimiento de la cultura en sus múltiples matices, de acercamientos a la pintura, la música, la literatura y la historia. Recuerdo que Óscar Sakanamboy había estudiado pintura en Cali y el movimiento de los impresionistas franceses era motivo de nuestras conversaciones alrededor de los largos tintos en el café Alcazar, en la esquina del movimiento, la esquina mas bullente de las cuatro en el centro de Popayán. Después de los tintos se pasaba quizás a una media de aguardiente caucano o para más movilidad, a una peripatética botella de vino para esperar la noche y el resto de amigos y luego beberla por los parques en los atardeceres pasmosos de la ciudad.  En la música, además del entusiasmo que despertaba en los ánimos juveniles las canciones de Joan Manuel Serrat , estaba la voz profunda del español Paco Ibáñez que acompañado de su guitarra musicalizaba p

He aquí que llego a la vejez...Un poema de maría Mercedes Carranza

Imagen
El oficio de vivir María Mercedes Carranza   María Mercedes Carranza H e aquí que llego a la vejez y nadie ni nada me ha podido decir para qué sirvo. Sume usted oficios, vocaciones, misiones y predestinaciones: la cosa no es conmigo. No es que me aburra, es que no sirvo para nada. Ensayo profesiones, que van desde cocinera, madre y poeta hasta contabilista de estrellas. De repente quisiera ser cebolla para olvidar obligaciones o árbol para cumplir con todas ellas. Sin embargo lo más fácil es que confiese la verdad. Sirvo para oficios desuetos: Espíritu Santo, dama de compañia, Estatua de la Libertad, Archipreste de Hita. No sirvo para nada.

Poemas para la generación de La Rueda

Imagen
¿Y de qué servirán tantas palabras /Si cada amanecer es un sudario /Si vivir es morirse /A plazos, /Lentamente /Si ante cada pared /O al pie de cada árbol /Se despierta la patria hecha pedazos? / ¿Y de qué servirán los retóricos /goces del lenguaje, /de qué, pregunto yo, /este poema? Tomas Quintero C arlos Fajardo ha publicado un libro, "El eco de la tormenta" que según su amigo Julio César Goyes, es para su generación. Yo lo percibo también de esa manera por las pocas conversaciones y muchas nostalgias que tenemos cuando nos encontramos. Salimos, como dice alguno de sus poemas, a observar los días que envejecen, los ocasos y las calles, alejados por un lapso cada vez más corto de las pantallas y la uniformidad que quieren crear. Pensando quizá que puede ser nuestro último día frente a los espejos. Cada día en las cercanías de la levedad del ser, en las revelaciones del abismo. Estamos en un mundo donde la palabra retorna nuevamente a las pantallas y redes como una prolongac

Mary Grueso, cuando los ancestros llaman

Imagen
  M ary Grueso es una poeta y profesora nacida en Guapi, Cauca, en el Litoral Recóndito como lo anotaba Sofonías Yacup refiriéndose al litoral colombiano del océano Pacífico. Elisabeth Castillo dice que en su infancia "la poeta fue bendecida por el poder de un abuelo que reconoció en su pequeña nieta un brillo distinto, que le mereció todo su cuidado". Su niñez, continúa Elisabeth, esculpió en su memoria el lenguaje ancestral de consejos para las noches sin luna. La Editorial Universidad del Cauca ha reimpreso su libro de poesía publicado en 2015, "Cuando los ancestros llaman", una antología de su obra donde recrea la infinitud del mar y del amor, la memoria de África.  Del libro, extraigo un poema sobre la infancia: Infancia Emprendí el retorno,  cuando la luna inclinaba sus cabellos  y abría los portones de la noche,  no sin esfuerzo  subí una a una las gradas de la escalera de mi infancia,  con mi mochila llena de recuerdos.  Al llegar a lo alto encontré la pu

Un poema de Elvira Alejandra Quintero

Imagen
 La Escritura U na peregrinación gobierna mi escritura. Mi camino lo cifra un viento helado, un sol sin sombra un río ciego inclemente y milenario. Tal vez perdí a mis dioses en una de esas calles polvorientas. Tal vez están en pugna y sin dolor confunden mis acontecimientos y mis días. Tal vez nunca los tuve y nací huérfana en el ágora del altar de una vestal derrocada. Si vuelo soy Ícaro y un inmenso desierto mide mis pasos y mis horas mis latidos oscuros, mis nombres secretos. ¿Qué palabra persigo en el horizonte de la noche? Si aúllo soy la ansiedad armada con pedazos de aliento y hojas secas borrones de luz sílabas rotas ¿Qué recuerdo bajo el abrigo oscurece mi tarde? Si amo es Antígona quien mi desvelo acosa hablándome de la que fui y aún no sepulto. Elvira Alejandra Quintero

"Inmensas han sido mis preparaciones": Walt Whitman

Imagen
Walt Whitman (Alexander Gardner, 1863).  S olía irme, a veces, toda una semana, al campo o a las costas de Long Island, donde, bajo las influencias del aire libre, leía del principio a fin el Antiguo y Nuevo Testamento y absorbía (probablemente con mayor provecho que en ninguna biblioteca o habitación cerrada: crea tanta diferencia dónde lee uno) a Shakespeare, Ossian, las mejores versiones que podía obtener de Homero, Esquilo, Sófocles, los viejos Nibelungos alemanes, los poemas antiguos hindúes y algunas obras maestras más, las de Dante entre ellas. Estas últimas, en realidad, las leí en el viejo bosque. La Ilíada la leí entera la primera vez en la península de Oriente, al nordeste de Long Island, en un abrigado hueco de rocas y arena, con el mar a cada lado. Mirada retrospectiva a los caminos recorridos, en Mauro Armiño, prólogo a "Canto a mí mismo" de Walt Whitman, Biblioteca EDAF, Santiago de Chile, 15ª ed. 2005.

Parábola del desierto

Imagen
Un poema de Juan Manuel Roca Juan Manuel Roca T ras perseguir a los paseantes que no tenían tiempo de escucharlo, el hombre trajo del desván el viejo sillón de la familia. Sacó de su abrigo un cuaderno manoseado en trastiendas y graneros y se acomodó las gafas en medio de la porqueriza. Los poemas que leía a la piara de cerdos hablaban de Dios. En Ocho estaciones. Antología personal. Editorial Universidad de Antioquia , Medellín, 2018.

Premonición

Imagen
E n la segunda época de La Rueda , el comité editorial se dió a la tarea de invitar a poetas reconocidos del ámbito nacional. Algunos respondieron como el poeta Juan Gustavo Cobo. Este poema, es una muestra de las preocupaciones editoriales de ese lejano grupo de jóvenes inquietos y que ya habían sobrellevado el terremoto de Popayán , en 1983. PREMONICIÓN Juan Gustavo Cobo, en La Rueda 7 A ún no se tu cuerpo ni el hueso de tu cadera ni el aprendizaje lento de esa oquedad azul como la fiebre Pero amo el precipitado desorden de los besos y la cálida confusión de esas citas a destiempo y la forma atropellada con que el abrazar otorgas   la calma. Hombros tan frágiles no parecen capaces de resistir la pesada carga del deseo y sin embargo Emma Bovary brilla entre sus rivales embellecida por la infidelidad y el insomnio que agiganta su lecho.

Leonard Cohen

Imagen
L o conocí tardíamente aunque sabía que era un poeta y que sus canciones eran tristes como el otoño, que era un canadiense nacido en Montreal , de origen judío que había vivido en una isla griega. Luego, cuando viví en España, leí que sus conciertos en la península eran concurridos y que tenía muchos fans.  Los CD con su música se encontraban en las bibliotecas de los barrios de Barcelona (Fuster, PobleSec..), bibliotecas que eran como refugios para viejos e inmigrantes temporarios como yo, donde se podía con entusiasmo descubrir libros, autores y música. Agregué después sus canciones en las listas de Spotify nostálgicas del rock y de los cantautores de los 60-70 que me transportaban a esas épocas post hippies que viví en Popayán con La Rueda.   Ha muerto y ahora cuando paso un tiempo de trabajo en Barcelona, leí una crónica en el País de España que reproduzco y da cuenta del ímpetu vital de este artista canadiense. Tiempo después, cuando estuve un tiempo en Grecia, escuchaba

De Federico García Lorca, un fragmento de Poeta en Nueva York

Imagen
…Yo denuncio a toda la gente   que ignora la otra mitad,   la mitad irredimible   que levanta sus montes de cemento donde laten los corazones   de los animalitos que se olvidan y donde caeremos todos   en la última fiesta de los taladros. Os escupo en la cara.   Federico García Lorca (1898-1936) La otra mitad me escucha   devorando, orinando, volando en su pureza como los niños en las porterías   que llevan frágiles palitos   a los huecos donde se oxidan   las antenas de los insectos.   No es el infierno, es la calle.   No es la muerte, es la tienda de frutas. Hay un mundo de ríos quebrados   y distancias inasibles en la patita de ese gato   quebrada por el automóvil, y yo oigo el canto de la lombriz en el corazón de muchas niñas.   Óxido, fermento, tierra estremecida.   Tierra tú mismo que nadas   por los números de la oficina. ¿Qué voy a hacer?, ¿ordenar los paisajes? ¿Ordenar los amores que luego son fotografías, que luego son

En el bosque soy del bosque

Imagen
En el bosque todos los árboles se repiten y cada árbol es diferente absoluto Dentro de la corteza palpitan las hormigas la savia como un corazón frondoso Son infinitas las hojas que caen crecen desde la sombra se disuelven en el viento Los frutos que se pudren son arrullo para los gusanos En el bosque yo soy el bosque estoy dentro del musgo crezco como un hongo guardo esporas venenosas Me camuflo en las ramas me inclino ante el aire Es de raíces mi cabello mi garganta trina como el azulejo Toda mi piel es tierra piedra pasto que envejece ante la luz No camino yo vuelo caigo ruedo Mis manos son escarabajos alas nueces roídas flores verdes animales pequeños En el bosque yo soy el bosque pierdo mis sentidos los trueco Tengo agua en los oídos en azahar se convierte mi olfato en la boca me nacen grosellas Escucho pisadas aleteos de seres que huyen Me refugio en las cuevas me alimento de insectos rojos Soy una salvaje una sin nombre una presa Alzo la vista entre el follaje intuyo las es

Un nuevo libro de Jaime Cárdenas

Imagen
Un poema de Jaime Cárdenas , en su nuevo libro, El día en la vida. Pasto, 2015 "Sostenidos por las pocas palabras que aun habitan en el alma" L a Casa Como el caracol con la casa a cuestas he vivido años de errancia entre la ciudad y la selva. Hoy quiero fundar mi casa. La quiero con una escalera azul para subir con mis hijos a buscar las cometas que se extraviaron cuando niño. Con un patio grande donde Alexa cante y haga sonreír a las estrellas. Con una puerta que dé al mar para hablar con las gaviotas y los peces. y otra por donde llegues a compartir el vino y la poesía.

Sueño con un poema de Tomás Quintero

Imagen
“¿cómo llamarte ahora que eres sólo una sombra en la luminosa penumbra de los sueños?”      J amás llegué a conocerlo ni a a tener para mi solaz alguno de sus libros. Recuerdo que su poesía le gustaba a Jaime Cárdenas y a Tololón Paz. Otro recuerdo del título de sus libros o de un poema: Declaración de amor a las ventanas. Se hablaba de él y su poesía en las reuniones nocturnas en el parque Caldas o en las esquinas de Popayán de antes del terremoto. Y claro, ahora que lo busco en la web se lo recuerda por su poema a la muerte de Tuto González: "Te partieron la risa, camarada". Sin embargo, he soñado que alguien leía un poema corto pero completo del poeta caleño que murió en 1978. Era aquel sueño una sesión de lectura, no cuando eramos aquellos jóvenes de mirada altanera de los tiempos de La Rueda , sino un conciliábulo de amigos sin pretensiones juveniles en los que las lecturas de poemas o textos saltan de vez en cuando.  Tomás Quintero Un fragmento de

Antología personal, Giovanni Quessep

Imagen
"Tu historia es lo que sueñas" E l sello editorial Universidad del Cauca, con un bello prólogo del editor Luis Guillermo Jaramillo, ha publicado esta Antología personal del poeta Quessep, radicado en Popayán desde hace muchos años, caballero de la luz, las flores, los sueños y los duendes. Su figura en las calles de la ciudad blanca y universitaria, rompe con el tráfico imposible y da un remanso de paz al agitado centro histórico.  Según cuenta el editor, cada poema seleccionado por el mismo autor estaba acompañado de una historia que le contaba el poeta , una estela de luz sonora en una de las viejas casas del centro de la ciudad blanca, donde funciona la editorial universitaria. De esta antología he elegido un poema de su libro de 1972, Duración y leyenda. Palabras para recordar a la Bella Durmiente Al borde de las hadas La piedra del castillo Una sola palabra el hondo patio Te da sombra en el tiempo Tu historia es lo que sueñas Lo