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Un poema de Elvira Alejandra Quintero

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 La Escritura U na peregrinación gobierna mi escritura. Mi camino lo cifra un viento helado, un sol sin sombra un río ciego inclemente y milenario. Tal vez perdí a mis dioses en una de esas calles polvorientas. Tal vez están en pugna y sin dolor confunden mis acontecimientos y mis días. Tal vez nunca los tuve y nací huérfana en el ágora del altar de una vestal derrocada. Si vuelo soy Ícaro y un inmenso desierto mide mis pasos y mis horas mis latidos oscuros, mis nombres secretos. ¿Qué palabra persigo en el horizonte de la noche? Si aúllo soy la ansiedad armada con pedazos de aliento y hojas secas borrones de luz sílabas rotas ¿Qué recuerdo bajo el abrigo oscurece mi tarde? Si amo es Antígona quien mi desvelo acosa hablándome de la que fui y aún no sepulto. Elvira Alejandra Quintero

Apartes de la vida de Andrés Caicedo, escritos por él mismo.

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Andr é s Caicedo Publicado en El Espectador, 31 mayo de 2013 ...nos dejaste huérfanos, devuélvenos la luna, la juventud, la libertad, los sueños, seguimos tu rastro maga de la noche, de mis noches sin fortuna como diría Andrés Caicedo , te buscamos en el puente, en los balcones, en los andamios de Silvia, en el jardín del cielo.  Jaime Cárdenas en Homenaje, un relato publicado en este blog. M i mamá había quedado embarazada ocho veces, pero sólo había logrado tener tres niñas y había perdido un hijo hombre, Juan Carlos, que hoy andaría por los treinta años. Mi papá deseaba otro hijo hombre. Yo creo que en ellos el coito nunca estuvo separado de la idea del embarazo. Así que nací yo, rodeado de gustos y de favores, en un hogar de ilustres apellidos pero económicamente de clase media. Dicen que pesé diez libras y era horrible, de chiquito. Lo que recuerdo de esa época tan temprana era que sólo me gustaba andar cogido de las faldas de mi mamá y hacerme d