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Mostrando las entradas etiquetadas como literatura

Tiempos recios en Guatemala

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Mario Delgado-Noguera A unque muchos lo critican por sus posturas políticas en sus columnas y opiniones, hay pocas dudas que el nobel Mario Vargas Llosa es un escritor que se ha mantenido fiel a esa mítica tarea conjunta que se propusieron los escritores del Boom de desentrañar la historia de Latinoamérica en su complejidad y crueldad de sus dictaduras, la injerencia soterrada de los Estados Unidos en su soberanía y en las pesadas herencias del colonialismo español y portugués. En el contexto de la reciente contienda electoral en Guatemala, las novelas de Mario Vargas Llosa, "La fiesta del chivo" y "Tiempos recios", generan una inquietante reflexión sobre la política y la historia latinoamericana a la vez que hacen que nuestra mirada haga un necesario flashback hacia las conspiraciones de nuestro continente. El actual presidente guatemalteco, Bernardo Arévalo , es hijo de Juan José Arévalo , a su vez un presidente progresista y democrático del país centroamericano q

La calle de los encuentros ( Un relato optimista)

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  La calle de los encuentros   Mario Delgado   La calle de los encuentros. O de los desencuentros. Estaba en el centro de la ciudad, en el Centro Histórico protegido como patrimonio cultural de la nación. A los clásicos habitantes de la ciudad blanca les gustaba esa calle aunque en ocasiones la evitaran. Allí estaban los variados cafés, algunos contaban con el desayuno común de los colombianos: café, huevos en sus diferentes tipos de preparación y el acompañante que varía según las regiones: pan, arepa, pan de yuca, pandebono, almojábana, arepa e huevo. Otros, más sofisticados, ofrecían capuchinos, machiatos, croissants o tortas, y algunos para gente alternativa, menjurjes de frutas y verduras, sanos, caros y digestivos; solo unos pocos ofrecían algo para leer. El Centro Histórico, de paredes blancas y los hermosos techos de teja española, había atravesado una crisis habitacional que se empezaba a remediar con algunas viejas casonas convertidas en hostales para los gringos y

El mal menor ( Un relato electoral)

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  El mal menor A Rafael Albán Mario Delgado Noguera E sa tarde por el firmamento de la ciudad blanca pasaban algunas nubes parsimoniosas que contrastaban con la agitación que se aposentaba en el Teatro Obrero. Eran cielos tranquilos que hacían pensar que la vida puede transcurrir fácilmente. Pero no, la decisión era difícil y definitiva, como elegir entre la vida y la muerte. La cuestión era apoyar al candidato que proponía desarrollar un proceso de paz con la guerrilla aunque fuera un conspicuo representante de la plutocracia dinástica colombiana y sus gobiernos de corte neoliberal, o no hacer nada y dejar pasar al representante de la casta terrateniente, de los narcotraficantes y los cristianos fundamentalistas. La misma disyuntiva se presentaría unos años después con un plebiscito que no debió ser, que en exceso de legitimidad se llevó a cabo sin una adecuada dirección y con un exceso de confianza.. La guerrilla más antigua del continente, había nacido sesenta o setenta años atrás

La Revista La Rueda

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Tomado de Hipermnémesis, Bogotá, Moscú, Popayán, sin editar. Por Gonzalo Buenahora Durán. E n ese mismo período fue que sucedió que yo fuera conociendo a aquellos individuos que iban a ser mis amigos durante los próximos años en Popayán, y con los que poco a poco fuimos creando una sólida amistad que desembocó en variadas aventuras y en un taller literario que tuvo como consecuencia destacable haber publicado entre 1979 y 1985 siete números de una revista que pretendía agrupar a los poetas y cuentistas de la ciudad y que se llamó, no sé por qué razón, La Rueda .  El primero de esos individuos fue José María Serrano, bibliotecario de la universidad del Cauca, que había llegado de Santa Marta, con quien nos hicimos amigos con solo mirarnos y conversar una sola vez; José María padecía una enfermedad llamada esclerodermia, apodada por el vulgo “picoeloro” y que consiste en el degeneramiento y la desaparición del colágeno en el cuerpo. La persona se torna flaca, casi un esqueleto forrado en

Elisabeth Costello envejece

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 Mario Delgado Q uienes volvemos constantemente, sin importar los lapsos del tiempo, a los libros del escritor surafricano J.M. Coetzee, estamos familiarizados con Elisabeth Costello, su personaje literario de profunda sensibilidad que salta entre sus libros y que dice que no le interesa el amor sino la justicia. Que es una inquieta escritora que se preocupa y vive en permanente cuestionamientos por la convivencia humana con otras especies , y que con sus posturas desafiantes y francas hace reflexionar sobre la experiencia humana.  JM Coetzee, foto en The Guardian En uno de sus relatos del libro "Siete cuentos morales", la escritora pasa un tiempo de vacaciones con sus dos hijos, una hija y un hijo, que viven a grandes distancias de Brisbane, donde ella ha estado viviendo y envejeciendo. En el relato ha ajustado 72 años, y los hijos le proponen cada uno por su lado llevarla a vivir a sus respectivas ciudades. Elisabeth Costello se resiste y aunque sabe que pronto dependerá de

Un poema de Ada Limón. Estrellas muertas.

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  La poeta laureada estadounidense Ada Limón canaliza la mirada cósmica en su poema "Estrellas muertas", que se encuentra en su colección The Carrying. Ada Limón Ada Limón Estrellas muertas A quí afuera, incluso los árboles se inclinan. La helada invernal nos acaricia a todos. Corteza negra, hojas amarillas brillantes, una quietud tan silente que parece estar en otro año. Dicen, soy un hogar de arañas en estos días: un nido de intentos. Señalamos las estrellas que forman a Orión mientras sacamos la basura, los contenedores rodantes resuenan como un trueno suburbano. Es casi romántico mientras ajustamos el contenedor azul de reciclaje, hasta que dices: "Hombre, deberíamos aprender nuevas constelaciones". Y es cierto. Olvidamos a menudo a Antlia, Centaurus, Draco, Lacerta, Hidra, Lyra, Lynx. Pero olvidamos que también somos estrellas muertas, mi boca está llena de polvo y deseo reclamar ascender, inclinarme en el círculo de luz de la farola contigo, hacia lo que es má

El hombre que fue río: José Eustacio Rivera

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EL HOMBRE QUE FUE RÍO José Eustacio Rivera S oy un grávido río. Siempre he sido eso: un río que copia paisajes, un río nostálgico que canturrea por la voz del oleaje las canciones de la selva de donde vengo, de la entraña selvática donde nací. Golpeo suavemente contra las rocas y hago una espuma menuda y liviana. El sol gusta de mi espuma y se pone a navegar en ella perseguido por un águila y yo gusto del sol y del águila. A veces asombro los altos montes que me rodean, que se pierden en las nubes, con la vorágine de mi trueno y el turbión de mis aguas; pero más tarde me aquieto, me dulcifico en remanso a la orilla de los guaduales, me purifico a la sombra de las plataneras, y espero el abrazo de la noche. No temo el frío porque habrá una estrella que me acompañe, que me caliente mientras boga en mis aguas. José Eustacio Rivera Siempre he sido río. Un río que da de beber y de pescar, que corre y se detiene y vuelve a correr y a detenerse. Sí, siempre he sido río por vocación. Y por tr

Natalia Ginzburg

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  M i encuentro con Natalia Ginzburg fue afortunado. Había comprado uno de sus libros de la editorial Lumen en una de las múltiples ferias de libro a las que asistí siendo editor de la Universidad del Cauca antes de la pandemia. Después, encontré “Todos nuestros ayeres”, “Las pequeñas virtudes” y “Léxico familiar” que son los libros entrañables de la autora sobre las relaciones familiares que he leído con fruición. Ahora espero seguir con su libro de pequeñas historias “Este domingo”, pequeños escritos sobre la gente común del norte de Italia. Esa irónica manera de escribir sobre lo cotidiano y lo universal al mismo tiempo, su encanto para describir las virtudes y defectos de los personajes, las angustias, los silencios, los secretos de la Segunda Guerra Mundial y las posteriores cicatrices en su país, las persecuciones, el hambre y el frío sufridos a causa del fascismo, generan sentimientos de empatía e invitan a reflexionar sobre estos apartes de la historia, así como sobre las com

La Página Literaria del diario El Liberal de Popayán, en los años ochenta

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  Mario Delgado Noguera E n los años 70 en Colombia, hubo un fuerte  movimiento estudiantil  en la mayoría de las universidades  que conmovía los gobiernos universitarios y cuestionaba el papel de la universidad en la sociedad. Ese fragor llegó a la adormilada ciudad andina de Popayán, en el suroccidente de Colombia, e influyó en los universitarios que llegaban de distintos rincones del país. Colombia, despertaba poco a poco después de esa alianza de los partidos Liberal y Conservador, un contubernio político excluyente llamado el   Frente Nacional  que tendría graves consecuencias a largo plazo en el violento conflicto interno y crónico que aun no termina. En Latinoamérica, estaban vívidos la experiencia de la   Revolución Cubana   y la injerencia y sabotaje de los Estados Unidos en el gobierno de la Alianza popular de Salvador Allende en   Chile   y en las dictaduras de Argentina, Brasil y Uruguay.   Los tiempos del grupo cultural La Rueda estuvieron situados en la época del gobierno

Louis XIV y los pobres

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Del libro Louis XIV transcribo este poema del único libro de este autor chileno, del que poco se conoce. Dicen que es o fue monárquico y reaccionario. Es un poema que debería dedicarse a María Fernanda Cabal o a Paloma Valencia. Conservo el formato original de su escritura.  Paulo de Jolly Zapatos de Luis XIV no   me  parece   bien  que   Cristo hablase   el  lenguaje   de   los   pobres no    siento   afecto    por    ellos no    he   querido   enterarme   de    la condición   triste y  desesperada de   la   mayoría   de   mis     súbditos mucha    gente   tuvo  que lamentarse por haber  intentado informarme de  esto no     repararé   en    injusticia    alguna con tal de obtener los pobres necesarios los   pobres    merecen    su     destino