Entradas

Mostrando las entradas etiquetadas como Teatro

Emma&Emily

Imagen
Mario Delgado Noguera "Es el silencio lo que nos da miedo. En una voz hay rescate. El silencio es lo infinito sin cara." ED D e la obra de Emily Dickinson (1830-1886) varios de mi generación fuimos admiradores y parece que esa admiración por su obra misteriosa, lírica e íntima, se había extendido pues Editorial Norma en su colección Cara y Cruz, publicó un libro en 1991 donde sus poemas estaban acompañados de los de Walt Whitman y William Carlos Williams, traducidos por el antioqueño José Manuel Arango. En 1994, la Editorial Universidad de Antioquia, publicó "En mi flor me he escondido" del mismo traductor, en una edición cuidada, bilingüe, en un formato pequeño. De nuestra generación cercana, sabía que Orietta Lozano y quizás Hilda Restrepo, cultivaban su lectura. El escritor Álvaro Rodríguez, escribe algo sobre ella en los Cuadernos de Poesía de Colcultura en 1981. Santiago Mutis escribe la introducción al libro de editorial Norma. Según el prologuista del libro

John Taylor

Imagen
D e padre de Providencia y madre de Pasto, John Taylor Gavilanes fue mi compañero de colegio hasta el cuarto medio. Fue una extraña mezcla de las culturas que anidan en los extremos de Colombia a quién le perdí el rumbo hasta una tarde cuando encontré un libro de cuentos firmado por John en la casa de veraneo de un amigo. ¿Cuando empezó a darse cuenta de la complejidad de sus orígenes, desde el sur de Colombia, donde las raíces del Tawantinsuyo están vivas, hasta las islas colombianas en el Caribe, donde muchos hablan inglés y practican la religión bautista? Ha muerto en Pasto a los sesenta años y he encontrado varias notas sobre su vida y su obra en una búsqueda rápida en las noticias de la red. La escritora Melba Escobar hace una semblanza de la movida vida de John. El teatro, la literatura, los talleres de creación literaria ocuparon sus días en la isla. Me quedan estas dos crónicas sobre su vida y recuerdos vagos cuando éramos adolescentes en el colegio de los Jesuitas en Pasto.

Recuerdos de Egon Wolff

Imagen
Mario Delgado E stos son solo recuerdos. Pero también una especie de obituario. En cuarto o quinto de bachillerato, en el colegio de los jesuitas en Pasto, Javier Sanín, un sacerdote de la compañía, nos daba literatura española, y de vez en cuando, en las clases leía para nosotros, en voz alta y con una dicción sobresaliente, textos que le parecían interesantes, desde historias de terror hasta obras de teatro. La clase permanecía atenta, en un silencio desacostumbrado para muchachos de quince o dieciséis años, con el bullarengue metido en la carne de adolescentes. El padre Sanín nos metía en la cabeza la sensibilidad por la literatura y nos mostraba el lado desconocido de la sociedad a la que íbamos a salir de pleno dos o tres años después. Una de esas lecturas era una obra de teatro de un chileno llamado Egon Wolff, que siempre recordaba y que una día afortunado pude leerla por completo pues, en una venta callejera de libros, conseguí el libro donde estaba parte de su obra

La pasión por lo efímero

Imagen
E l teatrero Juan Carlos Moyano (Bogotá, 1959) ha sido entrevistado por Carlos Fajardo, el escritor que se inició en La Rueda. Carlos Fajardo ha hecho varias entrevistas a personajes nacionales del arte y la cultura  que hacen parte  de la serie titulada “Vida y obra de artistas”, y que lleva a cabo con el  Periódico le Monde diplomatique y Ediciones Desde  Abajo. Juan Carlos Moyano y su compañera Clara Inés Ariza, han construido una obra que une ensayo, dramaturgia y escena con un torrente poético donde rescatan sus pasiones con la literatura y el arte. Actor ambulante entre América y Europa, de las plazas y las calles desde sus tempranos años de la adolescencia, lo conocí en Pasto donde formó a una serie de trabajadores de la cultura en los 90. Montó la obra teatral Rumipamba, la historia de los habitantes del llamado Valle de Atriz. Narraba la historia rescatada y los sueños truncos de los habitantes de Pasto.  Juan Carlos Moyano También en Pasto, Juan Carlos Moya

Dos poemas de Enrique Buenaventura

Imagen
Mario Delgado-Noguera A l contrario de las corrientes del mercado en boga hoy en día, donde también la cultura es un bien transable, Enrique Buenaventura  (1925-2003), fundador del Teatro Experimental de Cali (TEC), fue un humanista que consideró la cultura y el arte un bien común y, por lo tanto, no se aisló de sus raíces sino que entabló un diálogo con la historia que enriqueció lo propio y lo situó en el momento actual.  En su obra reflejó los procesos ideológicos y los conflictos sociales que han afectado a los colombianos y al ser humano moderno. Visitó en varias oportunidades Popayán en los tiempos de La Rueda y sus presentaciones en el Teatro Municipal eran el preámbulo crítico de una gran fiesta. Recuerdo  sus puestas en escena de la obra de Brecht y,  especialmente, Historia de una bala de plata. Era una de las tantas historias del continente y de Colombia que no fueron contadas en los colegios confesionales y que abrían los ojos estudiantiles a las contradicciones so