Dos poemas de la década de los 80s
Embrujados vuelos
Eran así las noches
de los embrujados vuelos:
desde el cuarto en penumbras
nacía un poema
levantado entre el vino y las estampas,
y las palabras confundían
los hábitos amaestrados por el tiempo,
golpeaban a las cosas
descubriendo en ellas los matices
ocultos
de la sabiduría primigenia.
Levantar el día
Traté de levantar el día
sumergirlo en un río hondo y claro
y mojarme en su transcurso.
Levantar el día
y sostenerlo
con los fulgores nocturnos
de los alados sitios.
He de cargar con ellos
por las calles,
sin una muesca en la faz corriente,
ni un leve dejo entre las horas
ni en los gestos.
Eran así las noches
de los embrujados vuelos:
desde el cuarto en penumbras
nacía un poema
levantado entre el vino y las estampas,
y las palabras confundían
los hábitos amaestrados por el tiempo,
golpeaban a las cosas
descubriendo en ellas los matices
ocultos
de la sabiduría primigenia.
Levantar el día
Traté de levantar el día
sumergirlo en un río hondo y claro
y mojarme en su transcurso.
Levantar el día
y sostenerlo
con los fulgores nocturnos
de los alados sitios.
He de cargar con ellos
por las calles,
sin una muesca en la faz corriente,
ni un leve dejo entre las horas
ni en los gestos.
Mario Delgado-Noguera
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