Alvaro Pío Valencia, centenario de su natalicio


Jaime Cárdenas


En el centenario del natalicio de Álvaro Pío Valencia (1911-1998)


En el siglo XIX, el Cauca fue centro económico y político. Con el declive de las haciendas esclavistas y con la consolidación de la centralización política que se concreta en la Constitución de 1.886, el Cauca pierde esa importancia nacional. Queda entonces el registro de  su protagonismo y la narración de la épica y la letra menuda de sus guerreros.


Popayán, la hermosa ciudad asentada en el valle de Pubén, se encierra en su propio mundo, como en un sueño. Una voz surgirá en el siglo XX desde esta villa,  la del  poeta Guillermo Valencia, que llegará hasta la distante Santa Fe de Bogotá con sus poemas modernistas y con su palabra de político lírico.

Como poeta Valencia alcanzará  prestigio en el continente. Su trascendencia en las letras generó y sigue generando polémica. García Márquez, escribió, en su contra, un escrito en nuestro criterio injusto. Por su parte, el gran Rubén Darío a quien conociera en París, saludó con entusiasmo al poeta de los camellos y de Anarkos. Muerto Valencia, su hijo, Álvaro Pío, sacó la cara por su familia y dio renombre nuevamente a Popayán. Álvaro Pío Valencia alcanzó desde su conocimiento y en el ejercicio de la solidaridad social cumbres y reconocimientos justos, que fueron vividos sin ninguna afectación ni orgullo.

En los inolvidables atardeceres del verano payanés al maestro Álvaro Pío lo escuchamos por primera vez, espontáneamente referirse en su formidable erudición, sobre los diversos tipos de nubes y de ahí pasó a la geografía y a la geología y en seguida, habló sobre la ciencia y después evocó a Tagore y a Whitman, con la familiaridad de quien está permanentemente cerca de la cultura universal.

En un día gris, de aquellos que el Estado de Sitio dejaba desoladas las calles, hizo referencia a Manuel Quintín Lame. Contó que siendo niño, vio a quien fuera uno de los grandes de la rebeldía indígena de Colombia,  de nuestra América, cuando caminaba encadenado, custodiado por los gendarmes por las empedradas calles de Popayán. Señaló que nunca pudo olvidar  la dignidad del indígena que altivo marchaba por las calles  de su ciudad,  derrotado, rumbo al presidio.

En otra oportunidad nos habló de su amistad con Jorge Eliécer Gaitán, de cómo lo acompañó a una de sus intervenciones, en la que su garganta prodigiosa pudo dirigirse sin amplificación a miles de personas que lo  acompañaban. Terminado el acto, el caudillo liberal lo invitó a su casa. Después de una copa le llevó hasta el garaje y le indicó su carro,  fueron hablando sobre la suerte del país hasta la casa de una amiga de Gaitán, convencido Valencia de que Gaitán era el presidente que podía darle un viraje a Colombia.

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Alvaro Pío Valencia Muñoz


Álvaro Pío Valencia fue un humanista excepcional. La Universidad  del Cauca fue el centro de su quehacer intelectual. La Universidad Santiago de Cali tuvo también benéfica influencia cuando fue rector, congregando a un selecto grupo de profesores, en una época en que Cali era centro cultural de occidente. 

Las élites de Popayán, en no pocas ocasiones actuaron  en contravía del pensamiento social y culto de su coterráneo. Refugiadas en sus latifundios y en la voracidad por la burocracia y el erario, registran incluso a la violencia en su bitácora. 

Le corresponde a las nuevas generaciones preservar y actualizar el legado ético, político y cultural del eximio maestro.



Artículo de M. Pachajoa en El Liberal de Popayán, 18 de abril de 2023


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