No es un país para viejos



Mario Delgado

12 de diciembre de 2014

Doy un paseo nocturno por Barcelona, quizás el último pues ya emprendo el largo viaje a Colombia. Andenes amplios, un mobiliario urbano amable, lineas cebra que se respetan y un transporte publico integrado envidiable. No hay porteros ni guachimanes omnipresentes que deciden tu vida y de quién es el espacio público de las ciudades…los parques son abiertos, sin muros ni rejas, así como los de Tesalónica, la ciudad del norte de Grecia donde he vivido estos últimos meses.

Solo imagino la peatonización fallida del parque Caldas o volver a cruzar la avenida inconclusa de Pomona en Popayán y concluyo que esta ciudad, como muchas en Colombia, no es una ciudad para viejos…una moto puede acabar conmigo en cualquier intento de atravesar esa via a las siete de la mañana cuando debo ir al trabajo.


Congestión en una calle céntrica de Popayán


Algún portero me impedirá entrar a un espacio, edificio público o a la universidad donde trabajo y me interrogará con la mirada como a un delincuente. Un carro con vidrios velados no respetará el semáforo ni la imaginaria o borrosa línea cebra de una esquina. Tampoco bajará el volumen del altavoz el otro que vocea a decibeles no permitidos el concierto de algún cantante ya envejecido en la Plaza de Toros. Dos policías emparejados en sus motos verdes pasarán raudos y haciendo caso omiso de los autos que no respetan la luz roja. U otros dos imberbes uniformados, con la gorra ladeada, estarán chateando por el celular y con la camisa afuera cuando, en sus narices, una moto violentamente tome en propiedad la ciclovía de Pomona, poniendo en peligro los estudiantes y peatones de ese populoso sector.


Se que es el síndrome de los primeros días en Colombia y que luego me acostumbraré y quizás también me vuele un semáforo. Y que todos esos avatares que he relatado son los síntomas de nuestra convivencia problemática y cotidiana, pero estoy cerca de los sesenta, me gusta dar paseos al atardecer y me pesa el hecho de que cada día sera más difícil caminar por las calles colombianas.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Reseña histórica del cerro de las Tres Cruces de Popayán

Dos poemas de Enrique Buenaventura

De Federico García Lorca, un fragmento de Poeta en Nueva York

Los cafés de Popayán y de mis viajes