La memorable minga de Popayán del 29 de noviembre de 1947
María Teresa Pérez
La minga por la
circunvalar en Popayán (Enlace al documental de AH Whiteford) fue un acto memorable en el que la ciudad acudió a una de las más
ancestrales prácticas de la acción común, heredada de sus primeros pobladores
para construir los nuevos caminos que, a mediados del siglo XX, circundaron la
ciudad.
La memoria tradicional se activó para hacer realidad una jornada tan
efímera como esperanzadora, que unió en la misma causa a todos los habitantes
de Popayán sin distingos de procedencia, condición social, oficio y edad. En
los siguientes años, la acción comunitaria fue común en la construcción de las
viviendas, los servicios y los espacios públicos, pero la minga de toda la
ciudad, del 29 de noviembre de 1947, pareció no volverse a repetir.
El libro de AH Whiteford publicado por la Editorial Universidad del Cauca en 2019 |
Sin embargo, en
días posteriores a este memorable acontecimiento, la prensa convocaba a la
minga del barrio El Progreso, -así se denominaba el barrio más conocido como el
Cadillal-, con la intervención del alcalde, el gobernador y el Club de Leones.
El periódico El Liberal hacía una invitación
a la Federación de Trabajadores del Cauca, a los organismos sindicales y a
todos los familiares que habían sido beneficiados con la adjudicación de lotes
para que se apresten a participar en este “interesante movimiento”.
La minga se tomó
la ciudad para hacer posible su ensanche urbano. Los nuevos barrios, tanto de
empleados, como los de obreros y trabajadoras, van a encontrar en la vecindad y
la acción común la mayor fuerza para demandar y trabajar por los espacios,
dotaciones y servicios públicos. Es posible que la gran minga por la ciudad se
recordara como uno de los mayores testimonios de lo que se podía
hacer con la fuerza de todos.
Si bien es cierto que
la minga como expresión de las tradiciones indias y rurales se convertía en la
mejor herramienta para ir urbanizando la ciudad, también es cierto que en la
cultura urbana las acciones comunitarias cedieron el paso a la creciente
mercantilización de la labores individuales y sociales.
Sin embargo, estos signos de la
comunidad, tan esenciales para la construcción de los barrios y los servicios
públicos, fueron de manera creciente, percibidos como formas arcaicas asociadas
a la ignorancia y la pobreza que debían ser superadas. La acción cívica y la
acción comunal fueron las expresiones que seguían emparentadas con la minga
para afirmar las bondades y
posibilidades de la solidaridad y la cooperación.
La minga como
vínculo para la vida en común, fue observada con atención por el antropólogo
Andrew Whiteford, quien visitó inicialmente a Popayán a fines de los años
cincuenta. En uno de los primeros registros que una cámara en movimiento hizo
de Popayán, la minga fue registrada como una de las expresiones socioculturales
esenciales de la ciudad tradicional; pero el desfile más solemne y ritualizado
era el que se hacía con las imágenes religiosas en la tradicional Semana
Santa.
La acción
colectiva del 29 de noviembre fue recordada como un acontecimiento sin
precedentes:
'La movilización humana que presenciamos aquel día es solo
comparable a la que tuvo lugar una noche de principios de 1946, cuando con
motivo de temblores de tierra que sufrió esta sección del país, fue bajado en
imponentísima procesión el amo Ecce Homo de la iglesia de Belén. Viejos
payaneses no recuerdan en sus años de vida acontecimientos iguales a estos dos… ' (Los
Leones, órgano del Club de Leones de Popayán, No 27, nov y dic, 1947. Colección
documental privada).
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