Hablando de elecciones y traiciones

Por Jaime Cárdenas

Sobre el proceso de designación rectoral en la Universidad Nacional de Colombia

José Ismael Peña, un ingeniero con especialización en gestión de proyectos, - hoy somos muy pocos los que no somos especializados en proyectos-, fue electo rector de la universidad Nacional. Esperábamos que lo fuera Leopoldo Múnera, un abogado muy querido por la comunidad universitaria que había ganado la consulta entre estudiantes y profesores. El poeta Juan Manuel Roca, doctor honoris causa de la Nacional en un homenaje a Múnera, resaltó su capacidad crítica, su altura humana, su vocación libertaria. Son más de treinta años de docencia, durante todo este tiempo el profesor Leopoldo Múnera ha enseñado a pensar, con altura, con rigor intelectual y con ética, todo lo cual le ha granjeado el respeto y el aprecio de los que esperaban que fuera el rector. Salió elegido el señor de los proyectos en una votación que se hizo por el consejo superior de la universidad en secreto. Se sabía que representantes del presidente, de la ministra de educación, de los profesores, de los estudiantes votarían a favor de Múnera, con estos votos ganaba, sin embargo, inexplicablemente perdió, y se armó el tropel.


Leopoldo Múnera en la Universidad Nacional



Hace más de dos siglos Jeremías Bentham ya clamaba porque los procesos fueran públicos y orales. No estaban lejos los juicios secretos de la Inquisición y sus puertas secretas, que conducían de la sala de audiencia a la rueda de tortura y a la hoguera. Es una paradoja que en la Nacional, universidad pública por antonomasia, se elija a su rector secretamente. Son prácticas que ofenden a este centro educativo por el que han pasado tantas voces libres. Humanistas, científicos de todos los órdenes han dejado su impronta, jóvenes rebeldes y críticos se han formado en sus aulas. La Nacional va mucho más allá de la piedra, sólo la mala fe o la ignorancia pueden reducirla a esta mirada.

Es un insulto lo sucedido con la elección del rector. Son prácticas que forman parte de la admirada cultura democrática, todo esto conlleva a dejar confinados al papel conceptos de la teoría política tan importantes como la consulta. La Corte Constitucional le fue bajando el tono a la consulta, la fue apagando hasta que, con esos pomposos fallos terminó diciendo que sí, que era valiosísima, pero que, si patatín, que, si patatán, en definitiva que no era vinculante, de manera que, está muy bien que los pueblos indígenas o las comunidades se reúnan, discutan y voten, que se manifiesten, pero el subsuelo es del Estado, es decir de los que lo tienen secuestrado y por lo tanto, no hay consulta vinculante sobre el oro, sobre las riquezas que están debajo de sus verdaderos dueños.

En las elecciones de los directores de las corporaciones ambientales pasa algo similar, solo que ya nadie le para bolas al asunto, pareciera que los ambientalistas se rindieron. Allí se sientan a elegirlos, entre otros, los representantes de los ambientalistas, del Ministerio del Medio Ambiente, etcétera, pero terminan elegidos los representantes de los negocios de las licencias salvo pocas excepciones. Los verdaderos defensores del medio ambiente no llegan a ser directores de estas corporaciones. Hasta el momento, sobre el tema, ninguna propuesta de reforma se ha oído por parte de la Ministra del Medio Ambiente, Susana Muhamad.

Y las reformas deben volver a ponderar efectivamente el derecho a la revocatoria del mandato, que es otro derecho que en algún momento llenó de euforia a los arrepentidos, aceptando que era cierto, que con la constitución del 91 se llegaba al futuro. Y ya ven donde estamos, sin poder tumbar un inciso para que haya más dolex. ¿Alguien cree que es posible revocar a un alcalde? Por más miserablemente ladrón e incapaz que se sea, electo alcalde tiene asegurados cuatro años para prósperos negocios.

El 2 de abril habrá asamblea de estudiantes en la Nacional. Los profesores y profesoras ya se pronunciaron, hay expectativa. El presidente Petro censuró la elección, pero la Ministra de Educación Aurora Vergara nada hizo en su momento para impedir que el sistema cerrado y amañado fuera el que burlara a la mayoría de la comunidad universitaria, por lo tanto fue cómplice de la farsa. Vaya a saber que había debajo de la mesa. No basta el trino presidencial, esta joya de ministra debe de ser destituida.

Hoy no se puede ya pasar por alto que las universidades públicas, con honrosas excepciones, han sido tomadas por grupos que fungen en la realidad como negociantes, pequeñas mafias con sus ramificaciones en los directivos de cada facultad prohijando la mediocridad, desdeñando el espíritu verdaderamente universitario para favorecer sus bolsillos.

La autonomía universitaria, el respeto por las consultas de la comunidad universitaria es uno de los caminos para que la universidad recupere su esencia.

Es la nuestra una democracia que no pasa de la enunciación del problema, del reconocimiento de la crisis, sin embargo, llegado el momento todo queda igual. Es que, ¿hay algún iluso que confía en que los magistrados del Consejo de Estado vayan a declarar nula la elección del señor de los proyectos?


Entrevista a Pedro Hernández, presidente nacional del sindicato de profesores, ASPU, en Periodismo Libre:

https://youtu.be/9JqWf5keepA?si=_jn2vlFl6D8B9Z4_

Uprimny escribe sobre la posible nulidad de la designación del rector en la Universidad nacional: 

https://www.elespectador.com/opinion/columnistas/rodrigo-uprimny/la-posible-nulidad-de-la-eleccion-del-rector-de-la-universidad-nacional/

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