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Mostrando las entradas etiquetadas como Poesía

Adiós, Enrique Molina

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Mario Delgado Enrique Molina (Buenos Aires, 1910-1997), fue un poeta argentino , cuya juventud transcurrió en la zona subtropical del norte, Corrientes y Misiones. Amigo y hacedor de cultura con  Aldo Pellegrini . Sus palabras desnudan y extraen la intimidad ardiente de las cosas, sus inéditos brillos, vuelos y matices. Me gusta esa manera de hacer mirar el mundo y dejar siempre la nota triste de nuestra finitud, de nuestro paso fugaz por este mundo. Dijo: "La divinidad está en las cosas, en cada forma de la tierra, en cada cuerpo vivo y carnal, en el día y en la noche. Esa es nuestra idolatría, y ella nace de lo más profundo de la sangre".  Enrique Molina Adiós U n día más, sólo un minuto más, para estar vivo y despedirme de cuanto amé. Para decir adiós a las cosas que vi y toqué mientras moría desde el instante mismo en que nací. Y vino el niño con el premio que sacó en el colegio por su sabiduría, y el ala de la gaviota golpeando en lo

Editorial de Rosa Blindada en torno a publicaciones como La Rueda

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Marzo 16 de 2015 I nauguramos  la  página  de las publicaciones con autores y textos de la revista  La Rueda  de Popayán. Sus principales fundadores y colaboradores, Carlos Fajardo y Mario Delgado, entre otros, rescatan actualmente su memoria utilizando la magia del blog. Similar trabajo de recuperación haremos con otras revistas que convocaron artistas y escritores y constituyeron su alimento terrestre en el proceso de formación y proyección social. Con la revolución de  Internet , revistas de otras épocas se resisten a morir mansamente. Portada del libro de La Rueda De vez en cuando los muchachos y muchachas de la universidad realizan monografías sobre revistas que circularon en su entorno y dejaron huella en la memoria colectiva.  ROSA BLINDADA  ha sido objeto de estos estudios. Hemos dicho que en forma sutil, los miembros del consejo editorial debieron construir o agenciar estéticas, sin necesidad de reglamento, para validar la publicación de un trabajo. No es fácil

Que las nubes no maten: Nazim Hikmet

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L as que nos hacen hombres son las madres Como cálidas luces marchan ante nosotros ¿ No es una madre, acaso, la que os trajo al mundo? Apiadaos entonces, Señores, de las madres                  Que las nubes no maten a los hombres Un niño de seis años va corriendo feliz Su cometa supera las copas de los árboles ¿Es que no habéis jugado como ese niños, acaso? Apiados entonces, Señores, de los niños                Que las nubes no maten a los hombres Ante el espejo peina la novia sus cabellos y en el espejo busca una imagen querida Sin duda alguna vez os buscó así una novia Apiadaos entonces, Señores, de las novias                 Que las nubes no maten a los hombres Cuando el hombre se va volviendo viejo solo debe evocar recuerdos placenteros ¿Es que vosotros mismos no sois, acaso, viejos? Apiadaos entonces, Señores, de los viejos                  Que las nubes no maten a los hombres Nazim Hikmet (Tesalónica 1901- Moscú 1963), poeta turco, su vida fecun

Juan Manuel Roca. Elogio de la poesía

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"Ser poeta en un país salvaje es elegir una larga cuarentena, guardar como un talismán la palabra más breve y, por momentos, la más bella. Esa que en Colombia parece olvidada, la rotunda voz que casi nadie dice, que casi nadie oye, las dos letras que conforman la palabra no." Palabras  de  Juan Manuel Roca  en la ceremonia de recepción del doctorado Honoris Causa, por la Universidad Nacional de Colombia. ELOGIO DE LA POESÍA Juan Manuel Roca Q uiero manifestar mi gratitud hacia el Consejo Superior Universitario de la Universidad Nacional de Colombia por esta distinción en la que se habla, entre otras cosas, “de un reconocimiento a una vida dedicada a la poesía”. Que una Universidad valore, más allá de que esto recaiga en mí, el ámbito de la lírica, me resulta a todas luces alentador, cuando en muchos espacios de la vida académica se minusvalida todo lo que no sea pragmático o fácilmente comprobable. La poesía, que según Saint John Perse, es “el pensamiento desintere

Obeso: Poet of the Magdalena

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Según palabras de Alfredo Vanín, el poeta momposino Candelario Obeso, se levantó de las miserias de la vida marginal hasta convertirse en un gramático, militar, abogado y escritor que puso de presente, en el convulsionado siglo XIX, nuestro triple origen étnico, desconocido por las élites supuestamente blancas de Colombia. Richard Emblin, The City Paper H ad Candelario Obeso (b.1849) been raised north of his coastal Colombia, chances are, he would have been the son of slaves, and as a young man sent to fight in the American Civil War. But around the time of President Lincoln’s Emancipation Proclamation in 1863, Obeso was heading to military school in Bogotá, son of a laundress and a teacher, and far from his hometown of Mompós on the Magdalena River. On the occasion of the coup of 1867, the school was closed and he went to the National University where he studied language, literature and law, and, chiefly, began his writing career. His impressive resumé went on to include

Luis Cernuda: "El poema es un espacio público"

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Luis García Montero en EL País de España "Primero: la poesía no es un ejercicio expresivo de la interioridad de un autor, sometido solo a su propia sinceridad inmaculada. Segundo: el poema es un espacio público, objetivo y su dimensión depende de que sea habitado y vivido por el lector. Tercero: más que expresar lo que se siente, trabajar un poema significa crear los efectos necesarios en el texto para que el lector haga suya la experiencia. Cuarto: más que espectáculos de ingenio y retórica, se vuelve fundamental en el taller la capacidad de imaginar el lenguaje y la estructura que permiten la presencia viva del lector. Estos son los principios de la elaboración, los esfuerzos para acoplar formas y contenidos. Esta unidad lírica imprescindible no surge de una verdad expresiva espontánea, sino de una escritura calculada y convertida en ética, en imaginación moral." Luis García Montero y Almudena Grandes

En una estación del metro, un poema de Oscar Hahn.

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Oscar Hahn D esventurados los que divisaron  a una muchacha en el metro y se enamoraron de golpe y la siguieron enloquecidos y la perdieron para siempre entre la multitud Porque ellos serán condenados a vagar sin rumbo por las estaciones Y a llorar con la canciones de amor que los músicos ambulantes entonan en los túneles Y quizás el amor no es más que eso: Una mujer o un hombre que desciende de un carro en cualquier estación del metro y resplandece unos segundos y se pierda en la noche sin nombre

Dos poemas de la década de los 80´s

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P ublicados en "El Caucano", diario de Santander de Quilichao, mayo 1990 Mario Delgado Embrujados vuelos Eran así las noches de los embrujados vuelos: desde el cuarto en penumbras nacía un poema levantado entre el vino y las estampas, y las palabras confundían los hábitos amaestrados por el tiempo, golpeaban a las cosas descubriendo en ellas los matices                                          ocultos de la sabiduría primigenia. Levantar el día Traté de levantar el día sumergirlo en un río hondo y claro y mojarme en su transcurso. Levantar el día y sostenerlo con los fulgores nocturnos de los alados sitios. He de cargar con ellos por las calles, sin una muesca en la faz corriente, ni un leve dejo entre las horas ni en los gestos.

Dos poemas de Enrique Buenaventura

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Mario Delgado-Noguera A l contrario de las corrientes del mercado en boga hoy en día, donde también la cultura es un bien transable, Enrique Buenaventura  (1925-2003), fundador del Teatro Experimental de Cali (TEC), fue un humanista que consideró la cultura y el arte un bien común y, por lo tanto, no se aisló de sus raíces sino que entabló un diálogo con la historia que enriqueció lo propio y lo situó en el momento actual.  En su obra reflejó los procesos ideológicos y los conflictos sociales que han afectado a los colombianos y al ser humano moderno. Visitó en varias oportunidades Popayán en los tiempos de La Rueda y sus presentaciones en el Teatro Municipal eran el preámbulo crítico de una gran fiesta. Recuerdo  sus puestas en escena de la obra de Brecht y,  especialmente, Historia de una bala de plata. Era una de las tantas historias del continente y de Colombia que no fueron contadas en los colegios confesionales y que abrían los ojos estudiantiles a las contradicciones so

'Yo no me río de la muerte". Javier Heraud (1941-1963)

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  Mario Delgado E stoy en Lima , al inicio de lo que se allí se califica de invierno aunque la temperatura no bajará de 18 grados. La sala de exposiciones Miró Quesada esta sobre la bullente calle Larco del distrito de Miraflores. Es un paseo agradable y renovado con restaurantes, turistas y algunas pequeñas librerías. En la Miró Quesada, el visitante se encamina hacia un salón silencioso con una pared pintada de blanco, -una pantalla-,  donde se empieza a sentir un rumor de agua que corre y después se vislumbra lentamente la corriente. Luego, se escucha el sonido de disparos distantes que se acercan e impactan el agua con pequeños chorros líquidos al aire. Los disparos se acercan ominosos y el agua ya es lanzada con violencia hasta que se percibe una ráfaga. Entonces el rostro del joven poeta Javier Heraud aparece conformado por las gotas que son levantadas por las balas en el cauce, hasta dibujarse la cara por completo y luego desaparecer. En las paredes laterales de

Juan Delgado, Andar

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J uan Delgado es mi hermano y acaba de cumplir 50 años. En junio del 2005 con el apoyo de la Dirección de Cultura de la Alcaldía de Pasto, publicó un libro de poesía llamado "Andar".  La portada es una pintura de Javier Lasso y el prólogo lo escribió Arturo Bolaños. Uno de sus poemas : Perdidos en un laberinto sin tolerancia asfixiados en un mismo tiempo y espacio, en el circulo de la guerra queda la sensación del caos, la certidumbre de reconstruir la torre de babel ya no para tocar el cielo sino para reconocer nuestras voces. Entre sombras de humo navega la esperanza perdida en un campo ensangrentado. No obstante persiste en correr el velo y darse a la lluvia y el sol.