John Steinbeck y los Viajes con Charley


Mario Delgado Noguera


"Me pregunto porque el progreso se parece tanto a la destrucción" 


Steinbeck ha sido vilipendiado. Basta leer uno de los prólogos de Tortilla Flat en Ediciones Cara y Cruz de Norma, la novela picaresca que acontece en una ciudad californiana, para ver que se lo menosprecia y se dice que no merecía el premio nóbel de 1962. Sin embargo, un reciente artículo de El País de España lo reivindica. Al leer con fruición Viajes con Charley puedo corroborar que cuando describe los personajes que va sondeando durante el viaje de casi 4 meses por Estados Unidos de los años 60, encuentra las razones por las que triunfó Trump en la presidencia del país del norte. 


El viaje lo hace en 34 estados con Charley, un perro que había traído de Francia y a quien trata y mima como un caballero de aquel país. Tiene 58 años al hacer ese viaje, reconoce que no conoce su país, y cuenta aún con fuerzas para adecuar un caravan en una camioneta, adaptarla, llamarla Rocinante, y lanzarse a la aventura de recorrer por carretera estado tras estado, admirar los paisajes, contar anécdotas y encontrar personajes de los Estados Unidos profundos, campesinos o camioneros parcos que casi no hablan de política o no les interesa. Cazan, beben, pescan, quisieran casi siempre estar en otra parte. Se vanaglorian de su armas y discuten poco. Su descripción del racismo en Luisiana se centra en unas mujeres blancas que se dedican, montando un espectáculo, a insultar a dos pequeñas escolares negras cuando ingresan y salen de la escuela que ellas consideran que solo debe ser para los blancos. 







Steinbeck retrató los miedos y las esperanzas de su país. Según la edición de Seix Barral de ´Las uvas de la ira´, una de sus novelas más famosas, John Steinbeck tenía 27 años cuando se produjo el desmoronamiento de Wall Street. Él mismo sufrió los efectos de la Depresión y fue testigo del desplazamiento interno y masivo que ocurrió el los Estados Unidos (Migraciones internas y externas de ayer y hoy que se acumulan en la historia). El escritor tomó partido por los jornaleros que buscaban trabajo, que vendían todo, compraban un viejo camión y se desplazaban; escribió sobre ellos en ´Las uvas de la ira´, describió el colapso familiar de los migrantes y el duro camino que hacían hacia California donde serían nuevamente explotados. Así parece que las migraciones de hoy no son nada nuevo. 


En Viajes con Charley, cuya lectura apasiona, confiado del buen desempeño de Rocinante, descubre maravillado a su propio país y quiere, como cronista, tomarle el pulso a través de las palabras con la gente que va encontrando a orillas de la carretera, en los restaurantes del camino y los sitios de camping; una taza de café con un chorrito de whisky es el aliciente para iniciar una conversación y ver los prejuicios arraigados y la desinformación de sus compatriotas. Prejuicios que facilitan sembrar desde entonces y llevar al poder a un gobierno como el de Trump y su nuevo autoritarismo que metastatiza en Colombia, Suramérica y Europa. 




                                                                    
                                                                        Mapa de Rafa Vivas

Leer el libro de Steinbeck incita a viajar. No se puede dejar de ver el espíritu de los pioneros a través de la crónicas de Viajes con Charley y algo de las utopías de Walden dos. El estilo directo, cargado de humor, no tan elaborado como quisieran quienes lo vilipendian y critican por ser ganador de un nóbel; estilo enmarcado por los paisajes magníficos del norte de su país, hacen de ese libro algo revelador y de búsquedas, un libro que empuja el cuerpo hacia las ganas de moverse, las ganas de estar en otro lado. El subtítulo del libro es justamente eso: buscar los Estados Unidos. 


Ya en la patria, después del proceso de paz con las Farc, se hizo patente observar en los medios, -cuando no se empeñan en el amarillismo ni en el reality-, un movimiento benéfico de los colombianos en redescubrir Colombia, reconocerla, palparla, maravillarse y viajar por ella. No se sabe qué pasará con el presidente Duque aunque los signos del nuevo autoritarismo y deterioro están siendo constantes aunque erráticos (La Ley de financiamiento y los libros, el Centro de Memoria Histórica, la criminalización de la protesta, la amenaza a la libertad de prensa, la propuesta de tenencia de armas, el sí pero no); parece que desea proseguir con la desastrosa guerra como su mentor Uribe y no implementar los acuerdos de Teatro Colón, volver disimuladamente a los vientos de guerra que quieren retomar los sectores recalcitrantes de su partido Centro Democrático, aunque lo nieguen, y entonces, ese empeño feliz por conocer Colombia sin las prisas del turismo, se romperá y se retrocederá al oscurantismo y la barbarie.

Comentarios

Maribel Felix Medina ha dicho que…
Que gusta mucho Steinbeck. Un ser verdaderamente inteligente, realista y comprometido. Gracias por escribir sobre él.
JC ha dicho que…
Acabo de terminar de leer este libro. Fue una rara sensación porque no me “atrapo” desde el principio, sin embargo, al avanzar me fue dejando una buena sensación. Cuando lo finalice sentí que había viajado con él. Y tuve una sensación similar a la que expresa al final. Interesante tu nota, gracias por compartir.

Entradas populares de este blog

Reseña histórica del cerro de las Tres Cruces de Popayán

Dos poemas de Enrique Buenaventura

De Federico García Lorca, un fragmento de Poeta en Nueva York

Los cafés de Popayán y de mis viajes