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Días de tinta y protesta ¿Qué espero de un libro sobre La Rueda?

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Días de tinta y protesta Mario Delgado Ilustración de Luis Carlos Palacio en la Rueda 2 L o que espero es un libro sobre "el grupo" de La Rueda.  El afán inicial de Gonzalo y mío eran que los textos que habíamos enviado a transcribir en word persistieran en un medio duradero pues las revistas en papel de treinta años se deteriorarían o se perderían. Incluso le planteé a Gonzalo que hiciéramos un blog con esos textos pero poco a poco maduró la idea de un libro y contactamos con Felipe García, poeta del sur del Cauca. Aún no tenemos claro lo que este haciendo Felipe pero la intención "era y es publicar los escritos de la Revista, más los materiales que salieron en El Liberal y otras publicaciones".   Pero creo que debe quedar claro es que el Grupo de la Rueda no se redujo a los siete números de la revista ni sólo a las publicaciones poéticas en sus dos épocas. La revista , que además cultivaba intentos de ensayo y de cuento, era la cara más

La poesía en el grupo de La Rueda, ensayo de Carlos Fajardo

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CARLOS FAJARDO FAJARDO A migas y amigos, he leído con mucho interés las últimas crónicas sobre el ya legendario y recordado Grupo La Rueda , el cual creamos en los tiempos de rebeldía histórica, poética y metafísica en la ciudad blanca de Popayán. Aplaudo con alegría el entusiasmo de tal empresa. Sin embargo, veo con preocupación que en ninguna de las remembranzas escritas por Mario Delgado y Gonzalo Buenahora Durán se nombre a los principales artífices de la poesía que se escribía en el grupo, ni a los tres libros que ejemplifican algo así como la síntesis de las vivencias y exploraciones poéticas de nuestra generación en Popayán. Hablo aquí de los libros Asesinato y otros poemas (1982), de Rubén Darío Guerrero, Días Difíciles (1981) de Oscar Sacanamboy, y Origen de silencios (1981) de Carlos Fajardo Fajardo.   Carlos Fajardo Más allá de realizar un inventario de los contextos socio-culturales e históricos que envolvieron al grupo, lo cual en buena medida ha sido adel

La Revista La Rueda por Gonzalo Buenahora

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Gonzalo Buenahora Durán ¿ L a Rueda? ¿Me pregunta Ud. por ¿La Rueda? En primer término no sé por qué se llamó La Rueda. Imagino que porque todo se repite, o porque la figura sigue los trazos de la sutil y poderosa mente de Dios, pero no tengo ni idea de quién lo hizo ni qué razón tuvo. En segundo término, y es sabido de todos, la revista fue un sugestivo y encantador pretexto para haraganear. En tercero, dio rienda suelta a ciertos espíritus inquietos y reprimidos que ostentaban y ostentan aun hoy en día el dudoso honor de poseer el don de la lucidez. Porque como lo sabe cualquiera, más que todo Alvaro Mutis o Kafka, ser lúcido es una verdadera desgracia. Cristóbal Gnecco en un escrito cuenta todo lo que sucedió, pero yo quiero recalcar algunas vainas. Estaba yo por entonces casado con una mujer maravillosa, pero me aburría verla tejer (las mujere s a veces tejen) día a día una gruesa red. Necesitaba lo que se llama una “válvula de escape”. Un día cayó en mis manos un ej

El café Alcázar de Popayán

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Mario Delgado Noguera "El tiempo implacable, el que pasó, siempre una huella triste nos dejó...qué violento cimiento se forjó...ll evaremos sus marcas imborrables..." Pablo Milanés. A l llegar a España hace tres años cayó en mis manos un pequeño libro de George Steiner . En él se planteaba que Europa, sus ideas y su historia, se habían construido y destruido en uno de los muchos cafés que saltan en la calle para atrapar a quien quiere tomar un café cargado, leer el periódico, hacer una tertulia o pasar un rato principalmente si ya hay frío en las calles. Este filósofo francés decía que los cafés eran uno de los elementos esenciales del ser europeo y de su civilización. Su ensayo me motivó a ser un asiduo de ellos en Barcelona tratando de llenar su carencia en Popayán. La esquina del café Alcázar en el centro histórico de Popayán A finales de los 70 y principios de los 80 era muy importante para el grupo 'La Rueda' el café Alcázar en una esquina céntrica de

El grupo de la Rueda y sus actividades culturales en Popayán

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Mario Delgado Felipe García ha pedido a Gonzalo y a mí que hagamos sendos testimonios de La Rueda. Aquí va el mío. Generación Así era en las endiabladas noches del asombro: luchaba por obtener el pasaporte del sueño Adelante, la compañía de embriagadores y su adorada música de sándalo: el escanciador de soledades en medio, toda la tropa de rapsodas: los ungidos por la vanidad de las palabras, los destronados los invictos en retaguardia, la compañía dejada en el camino, el enlace posible de otros días y más atrás aún, el quieto uniforme de visita, el adormilado ladrón de cafetines, el abandonado Cristóbal Gnecco en La Rueda 5 L a arquitectura colonial y blanca del centro de Popayán, con sus plazuelas y parques, fue el lugar propicio para que un grupo de jóvenes, la mayoría estudiantes de la universidad del Cauca, conformaran un movimiento cultural que llamaron La Rueda.  Eran una curiosa amalgama de hombres y mujeres en sus veintes, pr

Un poema de Cristóbal Gnecco

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El espejo de la historia se ha astillado ya no somos ellos ni somos ya nosotros. Cristóbal Gnecco A hora que ingreso en los espacios derruidos donde sólo las tinieblas se adueñan de las cosas y danzas caducas se bailan al ritmo de violines muertos, me doy cuenta de que también el polvo se acumula en las personas y las cosas que piensan se van oxidando lentamente por no subir por los senderos empinados por no asomarse a la luz del día donde todo se repone y purifica.

Popayán, 1980

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Mario Delgado La vida es apenas un puñado de gestos... Piedad Bonnet É ramos, entonces, una generación de ojos abiertos, de amigos no tan amigos que hablaban de palabras recobradas en las esquinas de la ciudad blanca -un desmesurado parque para gozar de la noche y el peso del vino en la mano para alargar el instante demasiado finito-. Éramos, sí, un corazón en cada frase. Golpeábamos por eso el alma de los muertos y de los próceres viejos de la patria. Pero también teníamos la tristeza de saber que las buenas conciencias se malgastan y se pudren en el tiempo. Popayán, 1980 W e were, then, a generation of open eyes, not-so-friendly friends speaking of recovered words in the corners of the white city —an immense park to revel in the night  and the weight of wine in hand to prolong the all-too-finite moment. Yes, we were a heart in every sentence. For that, we struck the souls of the dead  and the old leaders of the homeland. But we also had t

La memoria del tiempo de La Rueda se preservará en forma de libro.

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Escultura de Edgar Negret C on qué ferocidad y a qué hora importuna Salen tus veinte años de la fotografía para exigirme cuentas. Luis García Montero "Cuarentena" en La intimidad de la serpiente. F elipe García, el editor,  nos escribe un mail a Gonzalo y a mí con una buena noticia: el grupo Poliedro de la Universidad del Cauca acoge el libro de la Rueda en su colección "Letras Aplazadas" que edita junto a la Gobernación del Cauca. Será entonces una coedición.  Tendremos este fin de semana..o quizás este fin de mes... los textos que Felipe ha elegido para una revisión final. Volverán al menos en el papel y la memoria a rodar los años de La Rueda...

Celebración de las bodas de la razón y el corazón

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Calle Tercera, Popayán ¿ P ara qué escribe uno, si no es para juntar sus pedazos? Desde que entramos en la escuela o en la iglesia, la educación nos descuartiza: nos enseña a divorciar el alma del cuerpo y la razón del corazón. Sabios doctores han de ser los pescadores de la costa colombiana, que inventaron la palabra sentipensante para definir al lenguaje que dice la verdad. Eduardo Galeano

Un poema de Jochi Garcés publicado en La Rueda 2

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Portada de Luis Carlos Palacio C asandra Recuerdas llevabas pintura roja para los muros pancartas sobre las mesas policromadas en tus ojos angustia y en las paredes letras -molde- pintadas con color de rebeldía !Casandra! Ahora tenemos en las manos ampollas de tiempo muertes que nos esperan sigamos el camino con nuestros pies de arcilla OSCAR GARCÉS ARIAS 1969

De los 80´s

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Tomado de "Los ochenta, la década del miedo" de Carlos Fajardo . “Todos matamos y nos pasábamos el cuchillo, porque matar cansa” (Asesino, en el Edificio Diners de Cali, 1984)  E n 1980 los cables de prensa informan que el poeta e inspirador de nuestros primeros amores, John Lennon, fue asesinado por Mark Chapman de veinticinco años, Reagan tomaba las riendas del país del norte haciéndonos pensar en malos augurios -que se cumplieron-; Somoza era ajusticiado en Asunción; Monseñor Romero asesinado en el Salvador; Jean Paul Sartre moría como los mayores, en su París, un día 15 de abril a los 75 años, y Pambelé, el gran “Kid”, caía a la lona derrotado en su primer asalto, y aún más, Mohammad Alí, nuestro ídolo, daba su corona a Larry Holmes para jamás volver a conquistarla. Tal vez nosotros también caímos aquel año ante tanta derrota y sentimos que la década no iba acorde a nuestras dichas.  Lennon en una portada de Rolling Stone  Muchos escribíamos ya por

Celebración en el Sotareño de la lectura de poesía de Carlos Fajardo en Popayán

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Felipe García, que alguna vez dijo que sería el editor del libro de La Rueda con Carlos Fajardo Aparecen entre otros en El Sotareño al lado de varias polas, Felipe García, Cristóbal Gnecco, Rafael Albán, Richi Muñoz, la mona Vicky y Carlos Fajardo. E l Sotareño y su dueño Agustín siempre han sido el refugio de los universitarios en Popayán. Su ambiente bohemio, la música que proviene de viejos y cuidados vinilos, el ambiente de camaradería y la comprensión de viejo cantinero de su dueño, son los ingredientes para una noche de bohemia o de encuentros inesperados como éste, de miembros de La Rueda celebrando la poesía del inagotable Carlos Fajardo .  En el sector histórico de Popayán, el lugar de Agustín Sarrias es una referencia clásica de la ciudad universitaria. Pueden acompañarse los tragos con tangos de arrabal, música de caribe, viejos boleros y aun baladas setenteras y las primeras canciones de Serrat. Fotografías y recuerdos penden de sus paredes y aunque e