Política cultural en Colombia

Uno de los ejemplares de la colección popular




Pasando las páginas de un libro centro de mesa sobre la literatura colombiana editado por la presidencia de Colombia, con foto a primer plano del mesiánico destructor de la frágil democracia colombiana, miro con detenimiento las editoriales de los libros. Me detengo en la novela de Alba Lucía Angel, Estaba la pájara pinta... editada por el Instituto Colombiano de Cultura. Una colección donde muchos de los integrantes de La Rueda leyeron lo más nuevo de los autores del país a finales de los 70´s. Es más, gracias a esos libros muchos pudieron comprar esas colecciones populares a bajos precios y armar con orgullo sus primeras bibliotecas. Es posible que si se hurga en las bibliotecas personales, muchas guardadas con grandes celos, aparecerán no solo algun ejemplar con el buho doble en la carátula, la edición de bolsillo limpia y manejable, sino tambien los discos de difusión de la música de Bach, Mozart, inasequibles por otro medio para muchos estudiantes de la época.

Comento con mi cuñado que, con la edición del libro de propaganda cuyo director es Plinio Apuleyo Mendoza, patrocinado por Telefónica y de una tirada de cien mil ejemplares y pésimas fotos retocadas, se hubiera podido crear y difundir entre los jóvenes que se olvidan rápidamente del pasado en el matrix de la cotidianeidad colombiana, una colección de nuevos autores a la manera del encomiable esfuerzo del Instituto Colombiano de Cultura de ese entonces.

De tal manera que una política de difusión de la lectura no se ha repetido en más de dos décadas que sepa. Y los últimos seis años en Colombia han sido de oscuridad cultural oficial y de chauvinismo de vulgar manilla tricolor y de Himno nacional cuando comienzan las compras en los almacenes Exito. Una oscuridad que nos aisla a nosotros de nosotros. Mala vaina esta mala hora.

Tambien recuerdo haber leido en EL País de España, dedicado ahora último a una descarada propaganda del régimen de Uribe, una entrevista a la actual ministra de cultura quién afirma que su cargo, dentro del gobierno que compra reelecciones, es por méritos. Vaya mentira.

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