Escasez de la insulina y la crisis de medicamentos en Colombia, más allá de las "fake news"
Mario Delgado Noguera
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Frederick Banting, primer premio Nobel del Canadá. Dibujo de Irma Coucil |
Hace un poco más de cien años, en 1921, en un laboratorio de Toronto, Canadá, a cargo de John Macleod, Frederick Banting y Charles Best, lograron un sobresaliente hallazgo científico: la creación de la insulina. Este descubrimiento, que transformó la vida de millones de personas con diabetes, fue un acto de generosidad sin precedentes. Banting, Best y Collip, este último, quien purificó la sustancia, vendieron la patente de la insulina a la Universidad de Toronto por un dólar, con la esperanza de que este tratamiento vital fuera accesible para todos. “Insulin does not belong to me, it belongs to the world” dijo entonces Banting. Sin embargo, en el centenario de este descubrimiento, la insulina se ha convertido en un medicamento de difícil acceso para muchos, especialmente en los países más pobres.
La insulina es la hormona que permite a las personas con diabetes tipo 1, y a muchas con diabetes tipo II, controlar su enfermedad. En los países de ingresos bajos y medios, la situación es grave ya que para muchas de estas personas la disponibilidad a través de sus sistemas de salud es baja.
Tres compañías—Eli Lilly, Novo Nordisk y Sanofi—controlan el 99% del mercado global de insulina en valor y el 96% en volumen. Esta concentración de la producción en estas tres compañías, ha derivado en precios elevados, afectando especialmente a países más pobres. Según el estudio Prospective Urban Rural Epidemiology (PURE), la insulina solo está disponible en el 10% de las farmacias en naciones pobres (excluyendo la India), frente al 94% en países ricos. Incluso en economías desarrolladas, como Estados Unidos, el costo se ha triplicado en las últimas dos décadas. La transición hacia insulinas análogas más caras ha incrementado los precios y ha afectado negativamente la asequibilidad de la insulina para los sistemas de salud y los individuos en todo el mundo.
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Banting y Best en 1921 |
El desabastecimiento de insulina, particularmente de la insulina recombinante, se ha convertido en un tema urgente y crítico. Según Francisco Rossi el director del INVIMA, entrevistado en la W Radio, la concentración de la producción mundial de este medicamento en manos de solo tres empresas ha generado una vulnerabilidad estructural. "Este producto ha quedado en manos de solamente tres empresas en el mundo entero. Cualquier problema de producción en alguna de ellas desencadena escasez global", explicó Rossi. Añadió que, como este negocio de las compañías no es rentable, el reabastecimiento por falta de producción, ocurre no solo en Colombia sino a nivel global.
La lógica perversa del mercado de la salud en Colombia bajo la Ley 100, se refleja en este aspecto, como lo es el continuo cierre de las camas pediátricas porque a las EPS no les resulta rentable su funcionamiento.
La situación se agrava aún más debido a la baja rentabilidad de la insulina más antigua, lo que ha llevado a que las multinacionales prioricen productos similares más lucrativos. Aunque obsoleta para algunos, esta insulina sigue siendo vital para miles de pacientes en Colombia y el mundo. Según la Cuenta de Alto Costo, en Colombia hay alrededor de 1,8 millones de personas con diabetes. Sin embargo, la cantidad de insulina represada, hallada recientemente en las bodegas de Audifarma, solo cubriría al 10 % de esta población.
“La insulina NPH es la más antigua y la menos rentable. El mercado farmacéutico se mueve por la rentabilidad, y cuando un medicamento deja de ser rentable, se sustituye por otros productos más costosos”, aclaró Rossi en la mencionada entrevista.
Rossi también se refirió a los gestores farmacéuticos y su rol como intermediarios en el acceso a los medicamentos. "El problema actual de desabastecimiento trasciende la responsabilidad del Ministerio de Salud y del INVIMA; obedece a conflictos comerciales y dificultades en las relaciones entre EPS, productores y gestores farmacéuticos", señaló.
Aunque es de conocimiento común que con la implementación de la Ley 100, las EPS quedaron encargadas de manejar los recursos y coordinar con proveedores y prestadores de servicio de los medicamentos, los grandes medios en Colombia no dejan de echar machaconamente la culpa al gobierno del presidente Petro de la crisis de los medicamentos, cuando su raíz estriba en la intermediación en la salud, donde anida la corrupción, el acaparamiento de las gestoras de medicamentos y los fines de lucro de las EPS.
"Eso está fuera de la competencia del Ministerio de Salud y del INVIMA” dijo Rossi, en la mencionada entrevista. La responsabilidad recae en las relaciones comerciales entre los productores, los gestores farmacéuticos y otros intermediarios. Con la Ley 100, se estableció que los recursos quedarían en manos de las EPS, encargadas de gestionar la relación con los proveedores y prestadores de servicios. Sin embargo, con el tiempo, estas relaciones se han visto afectadas por conflictos y diversas dificultades."
La reforma a la salud del Ministerio de Salud encabezado por Luis Guillermo Jaramillo, ha propuesto bajar los precios y mejorar la calidad de los medicamentos. Habla de "negociación y compras conjuntas", algo así como una feria mayorista donde, en lugar de regatear se negociarán antibióticos y tratamientos para enfermedades crónicas con una idea simple y obvia pero ofensiva para la intermediación del sistema actual: si compras más, pagas menos; si negocias en bloque, los grandes laboratorios deben escuchar.
Las medidas también apuntan a la calidad y la vigilancia. No basta con abaratar los medicamentos, hay que asegurar que lo barato no salga caro. El Ministerio promete estándares rigurosos, pruebas, protocolos, todo el lenguaje técnico necesario para que el ciudadano de a pie crea —o al menos espere— que lo que le prescriben sea lo que necesita y no un placebo disfrazado. Por lo tanto, también intervendrá si se acaparan o si se inflan los precios, como ha sucedido en el reciente ejemplo del medicamento contra el SIDA.
Pero ya se sabe que el principal opositor de estos cambios es el presidente del Congreso, el senador Efraím Cepeda que comanda la oposición, quien, sin permitir el debido debate, hunde las reformas indispensables para la equidad en Colombia desde las comisiones, como ha ocurrido con la Reforma Laboral. Pero las calles han empezado a hablar desde el pasado 18 de marzo.
Referencia
Herman WH,
Kuo S. 100 years of insulin: Why is insulin so expensive and what can be done
to control its cost? Endocrinol Metab Clin North Am. 2021;50(3 Suppl):e21-e34.
doi:10.1016/j.ecl.2021.09.001.
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