Del Socialismo a la Paz Integral: Ecos del Manifiesto Comunista en los Acuerdos de Paz de la Habana de 2016




Mario Delgado-Noguera


El Acuerdo Final para la Terminación del Conflicto y la Construcción de una Paz Estable y Duradera (Acuerdo) de 2016, alcanzado entre el Estado colombiano y las FARC-EP, es un documento de justicia transicional y reformas democráticas. No obstante su contexto moderno, un análisis comparativo revela que sus principios programáticos comparten llamativas similitudes con el programa de acción de diez puntos postulado hace más de 170 años en el Manifiesto Comunista (MC) escrito por Karl Marx y Friedrich Engels que un encargo de la Liga de los Comunistas. El MC es un ideario político y es un detallado programa teórico, considerado como la carta fundacional del socialismo, y cuyos ecos políticos influyen de manera sobresaliente hasta nuestros días. Es un libro corto cuya lectura permite comprender la estructura socioeconómica en la que estamos.  


Portada de la primera edición alemana (1848). (Wikipedia)

 

El MC que fue escrito en 1848, la época de las revoluciones europeas. Comienza diciendo que “la historia de todas las sociedades que han existido hasta nuestros días es la historia de la lucha de clases”. Afirma los conceptos de la clase burguesa y la clase proletaria que habían sido trabajados en libros anteriores como la la Ideología Alemana, diciendo que la proletaria es la que abanderará las transformaciones sociales después de una toma de conciencia de su propia fuerza transformadora. Continúa diciendo que el proletariado de cada país tiene primero que ajustar cuentas con su propia burguesía que, dadas las condiciones de explotación y miseria de la clase trabajadora, muestra palmariamente la incapacidad de la burguesía para gobernar, porque ni siquiera puede asegurar los medios de subsistencia de la población que explota. Los trabajadores entonces tienden a asociarse para su defensa. El Estado, por su parte, es una superestructura de la clase burguesa que preserva sus privilegios y capitales. La lucha del proletariado es una lucha nacional, en primera instancia y que, en esa lucha, se elevará el proletariado a la clase dominante que usará su fuerza política para centralizar todos los instrumentos de producción en manos del Estado, en interés de toda la sociedad.

La coincidencia fundamental entre los dos documentos radica en la convicción de que un movimiento social  que promueve una intervención estatal puede lograr una transformación socioeconómica en un país con amplias desigualdades y concentración de la propiedad de la tierra como Colombia. Es ampliamente conocido que el poder económico y el poder político en el país está en manos de unos pocos propietarios de los medios de producción que tienen a su haber elementos claves de la superestructura en el sentido del concepto de Marx, como los medios, que influyen de manera poderosa en la opinión pública. Las extintas Farc, por su parte, partieron como guerrilla y se alzaron en armas en las décadas del cincuenta y sesenta del siglo pasado, principalmente por la violencia y el despojo de la tierra. El conflicto se produjo como una lucha de clases, la clase burguesa, por una parte, y los campesinos que veían como aquella quería apropiarse de la tierra para hacer latifundios con el objetivo de persistir en algunas regiones como clase semifeudal, con ejércitos privados y con el aparato estatal a su favor.

 
Estructura del capitalismo. Fuente: Wikipedia



Ambos documentos, a pesar de que fueron hechos con más de siglo y medio de diferencia, buscaban diseñar una hoja de ruta para reestructurar la propiedad, el trabajo y el poder político: la apertura democrática para un plan de convivencia y avanzar en conquista sociales en el caso colombiano, y en el caso europeo de mediados del siglo XIX, un programa de acción para los proletarios con el objetivo de una revolución europea próxima.

Una primera coincidencia se da en la reforma agraria y la propiedad territorial el MC propone la expropiación de la propiedad territorial y la aplicación de la renta de la tierra a gastos estatales mientras que el Acuerdo establece la Reforma Rural Integral (RRI) para superar la pobreza y la desigualdad en el campo y democratizar el acceso y uso de la tierra. El Acuerdo asegura que el Fondo de Tierras para la RRI se nutrirá de tierras adquiridas ilegalmente mediante la aplicación de la extinción judicial de dominio un mecanismo que se asemeja al control estatal de activos propuesto por el socialismo temprano. Por su parte, los Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial (PDET) buscan la construcción y provisión de bienes y servicios públicos, en sitios especiales de la geografía colombiana. Tanto el MC como los Acuerdos, proponen centrar el poder planificador del Estado para integrar territorios y organizar la producción, con una tendencia a disminuir y acabar con la diferencia entre el campo y la ciudad.

En cuanto al manejo del capital y la riqueza ilícita donde el MC abogaba por la centralización del crédito y la confiscación de la propiedad, el Acuerdo se enfoca en la lucha contra las economías ilegales asociadas al narcotráfico con el objetivo de combatir a las grandes organizaciones criminales y desmantelar los eslabones más fuertes del narcotráfico, un compromiso explícito de las FARC. Este punto busca transformar las condiciones de los territorios afectados y generar desarrollo legal para los campesinos involucrados en los cultivos de hoja de coca.

La centralización y la planificación de la infraestructura también son un punto de encuentro. El MC proponía la centralización en manos del Estado de todos los medios de transporte y el Acuerdo se concentra en la provisión de bienes y servicios públicos incluyendo la construcción de vías terciarias, electrificación y conectividad en el campo colombiano, todo esto enmarcado en la RRI que busca una gran transformación del campo y romper el abismo entre el campo y la ciudad de manera similar a la meta del MC de hacer desaparecer gradualmente la diferencia entre la ciudad y el campo.

En el ámbito del trabajo y la reestructuración de la fuerza laboral el MC proponía la obligación de trabajar para todos y la organización de ejércitos industriales lo cual se refleja en el proceso de reincorporación socio-política de las FARC-EP a la vida civil donde se brinda apoyo psicosocial y económico por un tiempo limitado para que los excombatientes puedan emprender proyectos productivos individuales o asociativos y reiniciar sus vidas en la legalidad.


Acto de los Acuerdos, Cartagena de Indias, 2016. Reuters

 
Aunque el MC proponía una expropiación de la propiedad territorial y el empleo de la renta de la tierra para los gastos del Estado, y un fuerte impuesto progresivo, las medidas del Acuerdo están orientadas a la justicia transicional y la reparación estableciendo el Sistema Integral de Verdad Justicia Reparación y No Repetición (SIVJRNR) para satisfacer el derecho a la verdad y la reparación de las víctimas lo que constituye el centro del Acuerdo.

Ambos documentos aspiran a una transformación del sistema político y la participación. Por su parte, el MC busca la conquista del poder político por el proletariado mientras que el Acuerdo garantiza la apertura democrática para construir la paz facilitando el tránsito de las FARC-EP a un partido político legal. El Acuerdo señala que se requiere una mayor participación ciudadana en los asuntos públicos y una cultura política de tolerancia.

Una de las mayores similitudes entre el Manifiesto de Marx y Engels y el Acuerdo de Paz colombiano reside en que la clase del campesinado que decía que representaba mayormente las Farc, hace presencia legal en el ámbito político colombiano para usar la capacidad y autoridad del Estado para transformar estructuras sociales y económicas profundamente inequitativas y discriminatorias, y que han sido permeadas por el narcotráfico.

La implementación de los Acuerdos sufrió un revés en el pasado gobierno de Duque y en el actual, el de Gustavo Petro, no ha hallado suficiente interés o hay incapacidad para llevarlos a cabo, incluso hubiera podido ser una hoja de ruta que pareciera tener más eficacia que la política de Paz total

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