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Mostrando las entradas etiquetadas como Oscar Sakanamboy

Queremos tanto a Hilda. Un recuerdo de Oscar Sacanamboy de los tiempos de La Rueda

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QUEREMOS TANTO A HILDA. LOS AMORES EN LOS TIEMPOS DE LA RUEDA Oscar Sakanamboy S í, es ella, Hilda: la bella y enigmática poetisa de los años de La Rueda. ¿Qué será de su vida? La recuerdo en las reuniones del grupo, leyendo sus poemas cortos y sus cuentos intimistas. Recuerdo también su risa, su acento, su caminar cadencioso y seductor. Ella en sí, respiraba poesía. Era la diosa, la encarnación misma del poema. Había en el taller otras mujeres. Igual de jóvenes y atractivas; algunas tenían dueño. Pero sólo tenía ojos para ella. Sentía un placer infinito al sentarme en un banco, lo más cerca posible para observarla detenidamente, sentir su respiración, su aliento, sus miradas furtivas. La veía lejana e inalcanzable, y eso me producía un profundo desgarramiento interior. Cuando ella llegaba a las tertulias en la Casa de la Cultura, una grande y espaciosa casona colonial, frente al Teatro Municipal, que fungía en esa época como sede del grupo; la veía llegar sola, e

Duquesa y maja, un relato de Oscar Sakanamboy

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                                                          Duquesa y Maja    A ños después, Feuchtwanger, recordaría cada detalle del suceso: Cayetana, la duquesa de Alba, había sido desterrada por orden Real a sus posesiones de Andalucía. Ella se instaló en su palacio de Sanlúcar de Barrameda. Desde el belvedere, se podía admirar el panorama en torno del mismo. En Cádiz, la amplia construcción de estilo árabe con pocas ventanas en los muros blancos, relucientes; los jardines descendían en forma de terrazas y a lo lejos, el Guadalquivir corría presuroso hacia el mar. El paisaje de arenal amarillento, con ralos bosques de pinos y alcornoques; la llanura lejana, a lado y lado de los viñedos y olivares.    La duquesa y el pintor, luego de pasar un corto viaje por la ciudad de Cádiz, regresaron al palacio de Sanlúcar. Solos, a mitad de la escalera entraron a un pequeño y oscuro gabinete. Al abrir las ventanas, se inundó de luz el lugar; había un solo cuadro en el desolado cuart

Otoño en el café-bar, nueva publicación de Oscar Sakanamboy

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E n este relato, la ciudad evocada más no nombrada, y el otoño como una estación no solo del tiempo sino de la vida misma, crean la atmósfera donde Theo, un ser solitario, situado entre el tedio y la desesperanza, busca algún significado a su existencia. El café-bar es el lugar de encuentro para circunstanciales personajes, quienes entran y salen de su vida sin mayor protagonismo . El amor, el desamor, el exilio, la existencia, la falta de secuencia dramática, la realidad ambigua y decepcionante, el absurdo, los recuerdos y apreciaciones literarias y políticas son los temas recurrentes que Oscar Sakanamboy , en un lenguaje cercano a la poesía, quiere que perduren en la memoria colectiva.  Buenos Aires, la mítica ciudad austral, con el lunfardo de sus porteños; sus añoranzas y costumbres constituyen, también, el otro personaje de la nouvelle . Oscar Sakanamboy , médico, fue uno de los integrantes más activos en la primera época de La Rueda. En 1981 con Edici

Godot, un poema de Oscar Sakanamboy

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GODOT A brí mis ojos en un pequeño y frío pueblo. De niño vivo en otro más grande y caluroso. Quería andar conocer el ancho mundo de los hombres, gasté mi pequeña fortuna visitando templos Óscar Sakanamboy palacios y cuidados parques, elaborados museos.. Crucé mar y cielo en pájaros de fuego perdido en angostas calles placenteras noches de amor. Pero desde hace algunas lunas siento que soy un vagabundo frente a otro como yo bajo la sombra del árbol, parado en un camino que conduce a ninguna parte esperándolo. Me han dicho que vendrá pero al ver pasar las horas y los días los días y las horas tengo esta rara incertidumbre.

Un reencuentro luego de treinta años: Una carta de Óscar Sakanamboy

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M ario.  P or esas cosas de la vida me doy cuenta que ahora vives en Barcelona, bella y luminosa ciudad, con su monte de los judios, el puerto, la arquitectura modernista y la catedral inacabada de Gaudí, que conocí en un caluroso julio de 1998 cuando hacia un periplo por la España de Machado y de Picasso y por la vieja Europa. Te he visto en una foto con sombrero de expedicionario, barba entrecana, cámara fotográfica y paisaje difuminado. Pero tambien me emocioné sobremanera al darme cuenta que esos chicos alucinados, contestatarios y bohemios que conformamos La Rueda, todavía damos de qué hablar en el aquelarre cultural de Popayán. Hasta se habla de publicar un libro sobre nuestro grupo, loable labor. He dedicado todo un fin de semana para ponerme al dia y evocar viejas èpocas: el entorno socio-cultural-etilico de que habla Gonzalo Buenahora y la contenida respuesta de Carlos Fajardo desde Bogotá rescatando el aporte literario del grupo y haciendo la critica literaria a los t

La poesía en el grupo de La Rueda, ensayo de Carlos Fajardo

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CARLOS FAJARDO FAJARDO A migas y amigos, he leído con mucho interés las últimas crónicas sobre el ya legendario y recordado Grupo La Rueda , el cual creamos en los tiempos de rebeldía histórica, poética y metafísica en la ciudad blanca de Popayán. Aplaudo con alegría el entusiasmo de tal empresa. Sin embargo, veo con preocupación que en ninguna de las remembranzas escritas por Mario Delgado y Gonzalo Buenahora Durán se nombre a los principales artífices de la poesía que se escribía en el grupo, ni a los tres libros que ejemplifican algo así como la síntesis de las vivencias y exploraciones poéticas de nuestra generación en Popayán. Hablo aquí de los libros Asesinato y otros poemas (1982), de Rubén Darío Guerrero, Días Difíciles (1981) de Oscar Sacanamboy, y Origen de silencios (1981) de Carlos Fajardo Fajardo.   Carlos Fajardo Más allá de realizar un inventario de los contextos socio-culturales e históricos que envolvieron al grupo, lo cual en buena medida ha sido adel

El café Alcázar de Popayán

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Mario Delgado Noguera "El tiempo implacable, el que pasó, siempre una huella triste nos dejó...qué violento cimiento se forjó...ll evaremos sus marcas imborrables..." Pablo Milanés. A l llegar a España hace tres años cayó en mis manos un pequeño libro de George Steiner . En él se planteaba que Europa, sus ideas y su historia, se habían construido y destruido en uno de los muchos cafés que saltan en la calle para atrapar a quien quiere tomar un café cargado, leer el periódico, hacer una tertulia o pasar un rato principalmente si ya hay frío en las calles. Este filósofo francés decía que los cafés eran uno de los elementos esenciales del ser europeo y de su civilización. Su ensayo me motivó a ser un asiduo de ellos en Barcelona tratando de llenar su carencia en Popayán. La esquina del café Alcázar en el centro histórico de Popayán A finales de los 70 y principios de los 80 era muy importante para el grupo 'La Rueda' el café Alcázar en una esquina céntrica de

De pies y manos

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Un poema de Óscar que me gusta pues escribe sobre aquella ambivalente atadura a Popayán que muchos sentimos... Portada de María Stella Perafán, 1980 De pies y manos Por Óscar Sakanamboy N o sé qué arcano escondes bajo la tibia humedad de tu silueta, no sé qué embrujo seductor posee el silencio blanco de tus muros,  entre esas callejas de olor vegetal donde un fresco excremento equino se entremezcla en un crisol de humores con el sudor del páez y el mestizo; allí donde la patria guarda el archivo de pasadas epopeyas perdidas,  donde duermen apacibles su sueño de gloria los catorce o más patriarcas que engalanaron tu historia. Por esas ventanas de madera vieja, digo..., algo de mí queda amarrado en los arreboles infinitos de la tarde, a esos seres oscuros que deambulan sin prisa rumiando su miseria de aldeanos; raza maltrecha por su eterna monomanía. ¿Qué he de amar de ti si sólo el vicio te gobierna? ¿Cómo? Si c

El poeta Antonio Machado y La Rueda

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"Españolito que vienes/ al mundo, te guarde Dios. / Una de las dos Españas / ha de helarte el corazón" Antonio Machado C oillure, cerca de la frontera con Cataluña, es un pintoresco pueblo francés con un castillo frente al mar de la que fue la Cataluña grande antes del siglo XVII; esa región también es conocida como el Rosellón. Allí está la tumba de Antonio Machado , en un apacible y pequeño cementerio con rosales inmensos. Es una tumba sencilla con muchas flores junto a la de otros vecinos de Coillure . Machado no disfrutó mucho de ese pequeño pueblo francés con su imponente castillo y sus luminosas callejas, el mar azul y el aire transparente, y ahora que lo visito, tibio por la primavera. Venía herido de muerte por el exilio y la derrota republicana en la guerra civil española (1936-1939). Ahora que leo sobre esa guerra (lo que dicen viajeros como el holandés enamorado de España, Nooteboom , y en libros de historia), comprendo que la revolución de