El pueblo y la Constitución: un diálogo que requiere estar vivo en Colombia

Mario Delgado Noguera E n la esquina noroccidental de Suramérica, entre el Pacífico, el Caribe, el Orinoco y el Amazonas, donde las montañas parecen susurrar historias de resistencia y esperanza, Colombia vive un momento de transformación. La Constitución de 1991 , ese pacto social que nació en la búsqueda de un nuevo comienzo, sigue siendo el eje sobre el cual gira el destino de la nación y que requiere enraizarse. Se ha querido modificar y manipular, hundiendo la daga en su vacíos para afianzar los neoliberalismos que se incrustan en la derecha. Pero, como diría Marx, "la Constitución no crea al pueblo, sino el pueblo crea la Constitución". Y en Colombia, esa idea resuena con fuerza en un contexto donde el poder popular ha comenzado a afianzarse, reclamando su lugar en la historia, reclamando su papel histórico. Los presidentes de la Asamblea Nacional Constituyente 1991, Horacio Serpa, Navarro Wolf y Álvaro Gómez A pesar de sus improvisaciones y a veces, lo errático de s...